Primeras páginas

"Se ha celebrado la semana del libro, de la literatura, de la magia escrita, de los versos, de la imaginación al poder, de Cervantes, de las acotaciones, de las palabras, de los puntos y las comas, de Shakespeare, de Sant Jordi, de dragones y princesas, de evasión, de libertad".

PRIMERAS PÁGINAS

El día no había empezado bien, pero no quedaba otra que salir de casa y seguir con la horrible rutina en la que llevaba metida varios años. Pero aquel día se fijo en la desastrosa estantería antes de salir por la puerta. Junto a la foto que debía haber quitado hace meses encontró un libro que ya no recordaba quién le había regalado.

"Que cada vez que lo abras te acuerdes de mí."

Cogió el libro y arrancó esa página. Hizo una bola con ella y fue a la basura. Pero no se atrevió a tirarla. Salió con el libro a toda prisa. El autobús pasaría en seguida.

Ya en el autobús, exhausta por la carrera, empezó a ojearlo. Le gustó un nombre, así que no esperó mucho para leer las primeras páginas. En el asiento de al lado un hombre algo mayor que ella la miraba. Él también echó un vistazo al libro.

?No le hagas caso a los libros, y menos si son de amor, sólo son patrañas.

Ella sonrió y siguió leyendo, pero casi un minuto después le dijo:

?Hace tiempo que no le hago caso ni a los libros ni al amor.

?Era sólo una broma, sólo quería buscar una excusa para charlar con la única chica interesante del autobús.

Roja de la vergüenza, metió la cabeza en el libro y maldijo haberse sentado ahí. Lo que menos le apetecía era tener que ligar, después de tanto tiempo. Le quedaban aún muchas paradas para llegar a su destino y pensaba en si al hombre de al lado le quedarían las mismas.

Ella se había desconcentrado, no sabía quién era el protagonista ni qué quería. ¿De qué iba el dichoso libro? Nada, releía las líneas de arriba y cuando llegaba abajo tenía que volver otra vez a empezar. Desgraciadamente le estaba prestando más atención al perfume que llevaba aquel tipo.

"Lo que faltaba, huele a mi padre", pensaba. Y eso era su perdición.

?¿De qué va? ¿Es interesante?

"Mierda", pensó sin decirlo. ?Lo he empezado hoy, no estoy muy atenta. El vaivén del autobús no me deja.

?Entonces déjalo para más adelante y cuéntame a qué te dedicas.

"Pero, ¿por qué este hombre no me dejará en paz? Vale, es guapo, pero hoy no necesito esto".

No sabía qué decir. No quería seguir con la conversación, le daba mucha pereza, pero a la vez sabía que aquel desconocido era, de algún modo, tentador, al menos, más que los otros tres que viajaban con ella. Y olía a su padre. Y tenía unas manos preciosas.

?También puedes decirme cómo te llamas, qué signo eres y ese tipo de preguntas del primer día, dejamos para más adelante las de "¿tienes novio?" o "¿me das tu teléfono?" No quiero salir del autobús habiéndote oído decir sólo dos frases.

El descaro de aquel hombre estaba muy lejos de incomodarla, y ella ya no sabía cómo seguir, pero pensó que aquel momento tan cinematográfico no debía desperdiciarlo, así que metió la mano en su bolso en busca de un bolígrafo. Encontró uno. Siguió palpando nerviosa y tocó una bola de papel arrugado. No recordaba que la había metido ahí y curiosamente era el único trozo de papel que tenía. La frase que le había hecho daño aquella mañana quizá le serviría entonces para que el día tuviera un nuevo rumbo. Escribió en ella, se levantó y se la lanzó diciendo:

?No tengo novio y tengo número de teléfono. Las preguntas del primer día las podemos dejar para el segundo.