Pive

Acabo de llegar de viaje para ver a la familia (viaje de puente, nada de internacionalidades, todo muy doméstico) un poco largo, eso sí. Y veo algo de recuperación en las carreteras (la célebre recuperación de la víspera electoral). Mucho movimiento. Cuadrillas de obreros (imagino que eventuales en su mayoría) por aquí y por allá esforzados en un mínimo de mantenimiento viario.

Absolutamente en todas las carreteras a lo largo de mil trescientos kilómetros he visto decenas de ellos. Y eso era común en las distintas comunidades que atravieso (cuatro en total). Y montones de coches seminuevos circulando relucientes y veloces, de marcas conocidas y cuyas matrículas comienzan por las letras G H y J. Muchos. Demasiados como para preguntarse de dónde salieron tantos. Escasísimos ya con los distintivos provinciales de la matriculación de antaño. Y luego escucho por la radio la noticia inmediata de que finalizó el plan Pive 7 (7 ya) y que vamos a por el 8, por el éxito alcanzado. Y eso me da tufo a recuperación engañosa, medio forzada. Recuperación para hoy y hambre para mañana. Otra vez la subvención. El precio falseado y la incitación a un consumo rápido y más que ficticio. Un consumo forzado y esforzado. Otro sector inflado. Otra necesidad creada para ir tirando. Al menos recuperemos un sector y dinamicemos algo la economía del consumo de nuevo. Habrán pensado. Más circulación de capital con el automóvil. Cambie usted su coche de más de diez años, se puede usted desgraciar fácilmente con coche viejo y nosotros le ayudamos en el cambio, los treinta mil euros iniciales del anuncio en cuestión se le quedan en diez mil. Ahí queda eso. Así, cualquiera. Pues allá que vamos. De cabeza.

No alcanzo a saber si esto continuará recuperando después del resacón electoral. Imagino que según y cómo. Claro. Pero yo he salido a la carretera (la bendita carretera nacional, la tuya, la mía, la del antiguo conductor del seiscientos) y me quedé asombrado. Casi como antes de la crisis. Ver para creer.

P.S. También escuché por la radio y con asombro en el mismo viaje, que entre las promesas electorales de los distintos candidatos, en sendos de ellos, están las de recrear batallas náuticas en el río Segura (¿?) y en el estanque de la Casa de Campo. Cada eso, pues con su tema.