Que las verdades no tengan complejos….

Sí, ya sé que estamos en medio de una nueva campaña electoral, si es que alguna vez hemos salido de ella, pero lo sucedido en los últimos días me ha sorprendido de forma muy grata.

¡Dos veces! Sí, dos veces en pocos días he oído a grupos de jóvenes hablando de política, y hablando con sentido común, ese que dicen que es el menos común de los sentidos. No es muestra suficiente para hacer una encuesta, o un sondeo de opinión de esos que abundan tanto últimamente en los medios de comunicación y, dicen, que marcan tendencia, pero para mí, ha sido un "subidón". Hacía ya mucho tiempo que no presenciaba situaciones como esta.

Citaban, por sus nombres, a los responsables de los distintos partidos, aludían a citas de los distintos candidatos, debatían sobre las propuestas concretas que realizan a diario, las criticaban o aprobaban, apuntaban sus intenciones de voto o abstención argumentado ampliamente sus respuestas. Y todo ello en un clima calmado, sin crispación, sin acritud (que diría Felipe González) aunque situándose en distintas posiciones, como no podía ser de otra forma.

Todo esto es una brisa de aire fresco para alguien como yo que hace pocos días cumplió 60 años, es decir que estrenó eso que llaman "tercera edad" o "edad de oro" pero que a mí me gusta llama "tercera fase". Sí, como la popular película de Steven Spielberg de 1977 - ¡hace ya casi 40 años, cómo pasa el tiempo! ? porque es la fase de los "encuentros", en ocasiones reencuentros, con todo aquello que uno fue sembrando en las 6 décadas anteriores.

Sé que no existe eso que se suele llamar "juventud" lo que existe son jóvenes. Jóvenes con formación, preocupaciones, intereses y aspiraciones múltiples y variadas, pero eso no es preocupante siempre que sean capaces de debatir con cordura y coherencia para lograr acuerdos porque esa es la base de la política seria y honesta; de la POLITICA con mayúsculas.

¡Que no les gusta lo que ven a su alrededor! Pues que lo cambien, es su derecho, pero para ello es indispensable la participación activa en la vida social y también en la política. Hay que protestar - ¡pues no faltaba más! - pero a la protesta debe acompañar siempre LA PROPUESTA. Si no quieren ir hacia donde proponen sus mayores deben ser capaces de concretar a dónde quiere dirigir sus pasos.

Según pone de manifiesto un estudio realizado por el Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud, un 46,1% de los jóvenes españoles de entre 18 y 25 años no confía en la "política convencional", y afirman que el modelo de sociedad actual está en crisis y caducado. Pero, entre otros muchos datos interesantes, para mi hay uno especialmente alentador, porque si en 2008 sólo el 27% tenía, al menos, curiosidad por la política, en 2014 el porcentaje de los que manifiestan un interés de tipo medio asciende hasta el 72,8%, es decir siete de cada diez jóvenes se interesa por las cuestiones políticas aunque se trate de un interés individual y no se sientan representados por ningún partido político. Y hay más, según el estudio el 80,8% tiene intención de votar en las próximas elecciones. Yo les animaría con unas palabras del gran Ortega y Gasset: Jóvenes haced política porque si no la hacéis se hará igual y muy posiblemente en vuestra contra.

Sin duda, como ya he dicho en otras colaboraciones, estamos inmersos en un año apasionante. Un año en el que muchas cosas pueden sufrirán fuertes transformaciones. Mi deseo es que estas vengan de la mano de jóvenes, pero de jóvenes comprometidos con la justicia social y la honestidad ideológica. De jóvenes, en definitiva, capaces de hacer realidad el deseo que formula Joaquín Sabina en su canción Noches de boda: que las verdades no tengan complejos, que las mentiras parezcan mentiras.