De caras y culos

A mí me van a perdonar que soy una descocada como diría mi abuela, pero viendo las fotos de la gala del Metropolitan pensé que no había visto tantos culos juntos y pimpantes como cuando llevé a toda mi caterva de sobris con hermanos incluidos, a la piscina este verano. Claro que esos eran unos culetes inocentes, felices de ponerse enseguida el bañador y que visto el humor que se gasta la tía Charo, nada dispuestos a hacer un calvo que a mí solo me gusta el calvo no de la lotería, sino mi querido y defenestrado griego? y es que hay que dejar que los políticos de vez en cuando se suelten y vayan a su bola, diciendo verdades, aunque luego se las tengan que tragar con un buche de agua, que hasta Susana Díaz está intentando convertir al PP en pastillita post electoral. Lo dicho, que tanto culo y tanta transparencia son tremendas, claro que mejor que las caras que pululan por nuestras vallas y farolas pidiendo el voto. Miren, a mí el rostro del candidato así, en plan verónica o portada del Hola me da igual, evidentemente no voy a votar a su cara bonita, o esperar que no tenga cara dura, o confiar en que mi hija pregunte que quién es el susodicho y luego le llame feo para que yo dé un discurso sobre que el aspecto físico no importa. Y anda que no importa, por eso me pongo yo estupenda el sábado por la noche? para que mi chico me deje un cacho de sofá y me ponga una peli. Por eso las invitadas a la gala del Met se enfundan esos vestidos que desnudan y se paran en las escaleras rivalizando a ver quién tiene un culo tipo mesa camilla más tremendo.

A mí últimamente todo me resulta raro, raro? será el calor repentino y que no encuentro las sandalias del año pasado. Hace calor y no tengo ganas de planchar la ropa de verano, hace calor y mi alergia está desatada, se caen los aviones, Hacienda me devuelve una minucia y para colmo leo en el periódico que el concepto mileurista se está sustituyendo por "trabajador pobre" y no vean lo que me afecta esta contradicción porque pienso en Inglaterra y su revolución industrial en la que la clase obrera trabajó hasta la extenuación por un salario de miseria. Vamos para atrás como los cangrejos y yo intentando no perderme entre las páginas del Hola, los cachetes de la princesa bebe, los de Cameron y hasta los ecos felices de quienes piensan que ganada la pérfida Albión para el conservadurismo, está todo hecho. En fin, aquí queda mucho partido por ganar y me tengo que poner a planchar como sea, obviando consignas electorales, aviones, terremotos y caretos varios desde lo alto de la picota, digo, de la farola. Me gustan más las fotos de grupo por aquello de darle importancia al paquete completo, pero claro, eso del primer plano es cosa de los bipartidistas y de IU. O no, a ver si me agencio un poster de Rivera y lo pongo en algún rincón de la casa para creer en lo inesperado y otro de Iglesias para creer en lo imposible.

Charo Alonso