¿Qué hacemos con la CULTURA? ¿Hacemos CULTURA?

La palabra "cultura" lo impregna todo. Si leemos cualquier diario local o nacional, podemos hacer un juego, contando las veces que aparecen titulares como "Jornadas culturales", "Varias asociaciones de mayores de Salamanca ultiman los preparativos de sus semanas culturales", "se han organizado diversos acontecimientos culturales".

Nuestra ciudad posee el título de "muy sabia y muy culta", muchos de nuestros edificios son BIC (bienes de interés cultural) y ha tiempo que fue declarada "ciudad de la cultura" No podemos quejarnos, derrochamos "cultura" por los cuatro costados y se nos queda la boca chica para pregonarlo.

Pero, ¿será verdad?, porque en nuestras ferias y fiestas tradicionales, desde hace varios años, se invaden las calles que tienen edificios y espacios culturales con tenderetes que humean, salpican grasa y lanzan decibelios atronadores.

¿Será verdad?, porque en los programas de estas mismas fiestas se identifica la cultura con los espectáculos o se falsea con divertimentos que sólo alimentan el vientre y las pasiones. ¡Pan y circo! Hace unos años un bien cultural inestimable como la Joven Orquesta de Salamanca, cuyos componentes, ejemplo de sana y culta juventud que ensayan y actúan gratuitamente, estuvo a punto de desaparecer por falta de apoyo del Ayuntamiento. Y así, del mismo modo, van desapareciendo los mejores exponentes de la cultura, incluídos edificios históricos, yacimientos arqueológicos.

También hacen cultura los "partidos", puesto que compiten por el "Bien común" (en todo lo que hacemos los humanos caben el error y la perversión, de aquí la necesidad de transparencia y vigilancia). Hace unos días una nueva agrupación política vino a mi barrio y sólo tuvo la calle para explicar y debatir su programa, con los vecinos que acudieron. Menos mal que no llovió. Estaba presente un voluntario del Banco de alimentos y comentó que ellos tienen que pagar el local donde los almacenan. El Ayuntamiento se desentiende.

Por esto y mucho más me pregunto: ¿qué es la "cultura"? Voy a aclararme:

La palabra cultura es un sustantivo verbal que se deriva de "cultus" participio pasivo del verbo latino "cólere" (cultivar, habitar) y significa cultivo, la acción de cultivar. Agri-cultura es el cultivo del campo, api-cultura el cultivo de las abejas. Cultura se aplica especialmente al cultivo de la mente, del espíritu humano, de cualquier facultad humana en sentido individual y colectivo.

Tiene pues, principalmente, un sentido activo que nos hace cultivadores del espíritu, de la mente, de la sensibilidad. En consecuencia, nos hace más humanos, racionales, críticos, participativos y éticamente comprometidos con la salud, la educación, el bienestar de los demás, la habitabilidad de los espacios que compartimos; descubre, crea, potencia, expresa y gusta la belleza de las palabras, la armonía de los sonidos, la combinación de formas, volúmenes y colores. Según Roy Rappaport la cultura forma parte de la misma biología del ser humano. Todas las personas somos esencial y potencialmente "cultas", podemos producir cultura pero también somos capaces de destruírla o crear anticultura. La TV nos sirvió recientemente "La lista de Schlindler" que como algunas más, nos recuerda un tiempo que algunos hemos vivido, de la inhumana crueldad nazi ?anticultura? también de la capacidad de reacción compasiva que podemos extraer de una innata semilla de bondad.

Parece que asistimos a una disociación de cultura y educación cuando en realidad están totalmente imbricadas.

Sinónimo de civilización y ligada a la idea de progreso, la cultura como el ser humano, es un proyecto inacabado, por lo que pone en cuestión sus propias realizaciones, busca incansablemente nuevas significaciones y crea obras que que se hacen universales porque trascienden a los propios seres que las producen.

Y aquí encaja el otro sentido de cultura como resultado, como tesoro acumulado por la humanidad a lo largo de la historia: conjunto de conocimientos y saberes, ciencia, derecho, costumbres, formas artísticas, creencias, las realizaciones que han hecho avanzar a las comunidades humanas, su red de relaciones? Es un proceso y un resultado universal que incluye a todos los pueblos, y mantiene la utopía de acabar con la ignorancia y elevar las relaciones sociales a la expresión más elevada.

Como consecuencia, las naciones, las ciudades, los pueblos van atesorando un "patrimonio cultural", un BIEN que es de todos y nadie puede apropiarse. Es obligado conocerlo, contemplarlo, admirarlo, conservarlo, respetarlo, cuidarlo con mimo, dejar que brille, que se haga cada vez más universal. Defenderlo de todas las agresiones es un deber ineludible que a todos nos incumbe, a los responsables políticos de un modo especial.

Pero ¿qué nos venden a menudo por cultura? Nunca mejor dicho porque como mi antiguo alumno Quino expresó en su poema "La compra venta", ahora "la cultura también se vende y se compra" La estamos haciendo banal y venal. Acabamos con nuevos interrogantes a modo de test o examen de conciencia:

¿Somos conscientes de que cuando contribuimos a la limpieza y belleza de nuestras calles, paseos y jardines, cuando entre los vecinos de un pueblo se construye una escuela, cuando cultivamos nuestro espíritu, estamos haciendo cultura? ¿Cuántas veces hemos admirado las bellezas artísticas de nuestra ciudad, ese patrimonio legado que atrae a todo el mundo? ¿Aprovechamos y difundimos las abundantes ofertas culturales o las despreciamos, neutralizando sus efectos humanizadores?

Se ha extendido como certeza la opinión de que todos los "políticos son iguales", falsa como toda generalización y hasta se presume de no "ser políticos", creyéndose así inmaculados de toda corrupción. En su ignorancia lo que afirman es que no son ciudadanos, que "pasan" ?así dicen? de su ciudad, de la gente, de los problemas que surgen a su alrededor. ¿A qué estadio de la humanidad se retrocede? Desde luego antes de Terencio (s.II a.C), el comediógrafo africano que dijo "Soy humano, todo lo que tiene que ver con los humanos, me interesa", todavía más, antes de Homero, o del hombre de las cavernas.

¿Vemos y por tanto, contribuimos a expandir algunos programas televisivos que emponzoñan la sociedad? ¿Aceptamos o pasamos por alto ciertas frases soeces, inhumanas y repetidas : "Por mi hija mato", "los inmigrantes fuera", o "eso se acaba metiéndoles en la cárcel o matándolos a todos" que, según Ramoneda "son el repertorio básico de la cultura fascista que desprecia las leyes, las instituciones y entroniza la ignorancia convertida en virtud"?

¿Nos indignamos o nos reímos con el lenguaje que envilece a veces los ámbitos sagrados de congresos y senados o los de ciertas tertulias?

Hasta nuestros ediles aceptan que una noche de borrachera colectiva se convierta en Nochevieja Universitaria, llenando de estudiantes propios y extraños, nuestra bellísima plaza, con tufo académico y cultural. Llamemos a las cosas por su nombre, favorezcamos que nuestra Universidad derrame su sabiduría y emborrachémonos de auténtica cultura. Seremos más libres y felices, porque sin CULTURA no hay LIBERTAD.

Si no gustamos, comemos, masticamos, asimilamos, hacemos cultura, en otras palabras, si estamos habitualmente inapetentes de cultura y hasta se presume de ello, si "pasamos" de todo, es que estamos enfermos, está enferma nuestra sociedad que tantas veces nos da gato por liebre, nos endosa productos tóxicos como cultura. La cultura se va gestando a lo largo de la vida, se comunica en ósmosis, se respira en el pálpito de la familia, de la calle, del barrio, de la escuela, de la parroquia, de las fiestas. Puedo con mi postura hacer cultura o, egoista ante la vida, intoxicar el ambiente. Todos somos responsables, aunque de un modo especial las diferentes agrupaciones sociales y sus dirigentes son los principales responsables de la bondad o toxicidad de la "cultura" que respiramos; del apetito o inapetencia que nos despiertan.

Y no voy a extenderme más hablando de Europa que durante siglos iluminó al mundo y ahora parece que sólo le importa la "cultura del dólar?euro". Vivimos un momento privilegiado de globalización, de ofertas gratuitas en las redes, de información, de conocimiento, de belleza, de todo lo que acontece bueno y malo a las personas del mundo entero.

Ante tanta postura comodamente negativa, respondamos en positivo para que no quede toda esta riqueza, como el arpa de Becquer, silenciosa y cubierta de polvo, en el ángulo oscuro de la vida.