El adiós de Marta Fernández, una de las grandes del baloncesto español femenino

Marta Fernández anunció este martes en una multitudinaria rueda de prensa su adiós al baloncesto profesional femenino. Se va una de las grandes que este deporte ha dado a nivel nacional. Tras cuatro años en el Perfumerías Avenida, lo deja para dedicarse a otros proyectos, personales y profesionales, y lo deja en uno de sus mejores momentos deportivos y físicos. "No quería retirarme por lesiones o siendo una integrante de un equipo pero ya con pocos minutos de juego. Es un buen momento y me voy triste, pero feliz por todo lo que he conseguido en este deporte".

Marta recordó con una carta toda su trayectoria desde que comenzó muy pequeña a lanzar a canasta de la mano de su hermano Rudy Fernández, jugador del Real Madrid, y no pudo evitar las lágrimas al reconocer que es un momento muy emocionante en su vida, ya que cambia de estatus completamente, si bien "me ilusiona mucho lo que viene ahora, con mi familia y a nivel profesional con muchos proyectos".

La ya ex jugadora del Perfumerías Avenida dio las gracias al club salmantino, a su presidente, Jorge Recio, y a su gerente deportivo, Carlos Méndez, artífice de que Marta Fernández haya jugado en el equipo azulón de Salamanca, conjunto que siempre llevará en el corazón. "Siempre estaré con la gente de Salamanca y siempre que pueda estaré apoyando a un club que me lo ha dado todo y que me ha hecho muy feliz por todo lo que he conseguido con él".

Carlos Méndez explicó que "es difícil poner fin a una trayectoria deportiva para pasar a otro rol de vida, pero es cierto que con la marcha de Marta Fernández se cierra un capítulo importante en el Perfumerías Avenida y ahora comienza otro que intentaremos sea igual de ilusionante que el que hemos tenido".

Por último Marta Fernández explicó que "no me dedicaré a ser entrenadora porque no es lo mío, prefiero realizar otras funciones dentro del baloncesto femenino, sobre todo algo relacionado con los medios de comunicación", si bien no descartó hacer las veces de entrenadora para pequeños e instruirlos en el mundo de la canasta, pero no a nivel profesional.