Salamanca, provincia subsidiada

Esta semana nos dieron la buena noticia de la desaparición, en Marzo, de 2.706 personas de las listas del paro en la provincia de Salamanca, respecto al año pasado por esas fechas. 327 menos que en Febrero. Hay que alegrarse de que haya gente que abandona la precariedad absoluta por situaciones más favorables. Aunque esa cifra es superior a los 1.951 trabajadores afiliados de nuevo a la Seguridad Social en el mismo período. No sabemos qué ha sido de la diferencia, eso parece no interesar.

Al escarbar observamos que los datos no son tan buenos como supuestamente aparentan. Ya vemos la diferencia entre los que abandonan las listas del paro y los que se afilian a la Seguridad Social, pero también nos enteramos que es de las provincias que menos empleo genera. Que el 90 % de los contratos son temporales, e incluso el 10 % indefinido también tiene trampa. O que el 31 % de los trabajadores ni siquiera cobra el salario mínimo. Y que, como en los mejores tiempos de la bonanza económica, los menores de 25 años no tienen nada que hacer en esta provincia y se siguen marchando. Sin olvidar la continua pérdida de población.

Un dato especialmente llamativo es que la Seguridad Social recauda en la provincia menos de la mitad de lo que gasta. Estamos ante el peor dato de los últimos tiempos, pero no es nada nuevo. Es otro indicio de que Salamanca no recauda en términos generales lo suficiente para pagar sus propios gastos, no ya sólo en la Seguridad Social. Debemos nuestra prosperidad (si es mayor o menor no interesa en este caso) a lo que nos aportan desde otros territorios españoles (e incluso europeos). Somos una provincia subsidiada, un problema que se repite en Castilla y León.

La gente se va porque desde luego no estamos en una tierra de oportunidades. Se quedan, o vuelven, los mayores, con el consiguiente envejecimiento global de una población que decrece. El gasto social, que es la expresión de la redistribución de la riqueza y la garantía de igualdad de oportunidades, no lo podemos sostener, dado que apenas tenemos capacidad para generarla. Digámoslo claro: nos tienen que subvencionar.

Nos aproximamos a un período electoral, un momento en el que deberíamos reflexionar sobre lo ya hecho y sobre el futuro que nos proponen. Desde luego no es al Ayuntamiento donde debemos mirar en este caso. Si alguien tiene responsabilidad y capacidad de decisión en temas económicos es la Junta de Castilla y León, junto al Estado. Teniendo presente que somos menos que en 1987, y más viejos, no parece que todos estos años de gobiernos de derechas nos hayan sentado muy bien. Es cierto que hubo otros que desde el gobierno central intentaron de alguna manera buscar cierto reequilibrio territorial (como la Ley de la Dependencia), pero sin demasiado entusiasmo y acierto. Acecha un futuro de precariedad generalizada, pero las recetas de la patronal son las clásicas, según ellos no se puede llamar así a lo que sucede en España, ¿quizás desesperada semiesclavitud?.

Cambiando de tema, aprovecho para apoyar desde aquí la iniciativa del PSOE de proponer la creación de una línea de transporte público desde la Gran Vía hasta los Hospitales. De paso demando la recuperación de la cabecera de la línea 7 junto a Biología, incompresiblemente trasladada a la Estación de Autobuses (no existe ningún impedimento físico para ello, aunque sí mental por lo visto).

Foto: Alejandro López