Las aceras y la accesibilidad

Entre las cosas que de repente está haciendo el Ayuntamiento de Salamanca, hay una interesante novedad, se instalan bancos para sentarse en aceras donde antes no había. Es llamativo dada la tacañería, hasta el momento, a este respecto en algunas calles peatonales, o incluso plazas y ciertas zonas verdes. Además, los bancos son de madera y con respaldo, algo que agradecerá la ciudadanía. Lástima que no aprovechen para poner nuevos árboles en aceras o calles peatonales que tienen el ancho más que adecuado.

Hace años, cuando se le obligó al Partido Popular a impulsar el Primer Plan de Movilidad, seguramente por ello nunca aprobado por el Pleno Municipal, hubo personas mayores que solicitaron ese tipo de bancos en los espacios públicos. Aunque con excepciones incomprensibles, hay que reconocer que se ha tenido bastante en cuenta esa recomendación. Siendo justos, hay que felicitar al equipo gobernante.

Junto a esto también se hacen cosas relacionadas con la accesibilidad, con menos fortuna en algunos casos. En las calles donde no se renuevan las aceras solo se hace la rampa, no es habitual crear orejas en los pasos de peatones para reducir el espacio de calzada que hay que cruzar, e impedir el mal aparcamiento de desaprensivos que nos faltan el respeto a todos aparcando en esos puntos. Pero tampoco se reponen itinerarios peatonales razonables, con sus correspondientes pasos adaptados, como ocurre por ejemplo en Filiberto Villalobos. De hecho el Ayuntamiento lo estropea todo con esa guerra que parece que ha declarado al peatón en algunas calles.

Cuando juntamos bancos para sentar y aceras también surgen problemas interesantes. Por ejemplo, me han enviado una foto sobre el Paseo de San Antonio con una atractiva vista sobre la cercana tapia frente a los bancos. De paso se reduce el ancho de la ya de por si escasa acera, sin instalar en el suelo ningún aviso para personas invidentes de la existencia de un obstáculo (en realidad estos bancos sobran). Lo último también ocurre en la Vaguada de la Palma, e incluso en María Auxiliadora a pesa de existir aquí una banda de acera pensada para colocar mobiliario urbano (también es cierto que la acera es más ancha).

Rector Esperabe es otro sitio donde se colocan bancos sobre la acera, reduciendo el ancho de la misma, y sin ningún tipo de aviso como he mencionado antes. Y eso que hay una zona verde contigua que permitiría perfectamente su instalación ahí y dejar la acera expedita. Este Lunes de Aguas visité el merendero que hay en El Cabaco, y pude ver cómo en este pequeño municipio han tenido más sensibilidad y han instalado los bancos fuera de la acera. Algo que no creo que les haya supuesto un gran esfuerzo, especialmente mental. ¿Por qué le gusta tanto a nuestro Ayuntamiento estropear buenas ideas olvidándose siempre de los más débiles?

Y ya que seguimos a la caza de títulos de la UNESCO que luego apenas respeta el Ayuntamiento, ese de Ciudad de la Literatura en una ciudad de 148.000 habitantes con sólo una Biblioteca Municipal digna de ese nombre, algo sobre el Día del Libro. Hasta hace unos años los puestos de librerías situados en la Plaza Mayor se ponían junto a los soportales pero hacia la plaza, con la correspondiente desaparición de las terrazas hosteleras, salvo en días de lluvia. Parece que se consolida la colocación en el interior de los soportales, de una gran incomodidad para todos. ¿Ni siquiera ese día podemos prescindir de la omnipresente hostelería frente a los libros, no es un poco excesivo esto?, parece que es el único sector económico que se tiene interés en preservar.