Personalismos

Personalismos por todos lados. Políticos que son todo en su partido y partidos que no son nada sin la cara de cartel. Así es esto. Caras y caras, más o menos expresivas, resultonas, atractivas para vender la mayoría de las ocasiones nada. Para vender humo.

Que UPyD sea algo más que Rosa Díez es difícil de creer. Al menos eso se piensa ella. Y que Podemos pueda trascender a Pablo, Íñigo, Irene o Monedero, también resulta harto complicado. Como Albert y sus Ciudadanos (aunque este caso tal vez pueda ser diferente, según sesudos análisis). O don Mariano, Soraya y Cospedal que dan cara (y cruz) al PP. O Susana con el PSOE, no sólo el andaluz, sino todo el nacional.

Más personalismos. En la radio casi todos los programas de alcance nacional (y hasta local en casos), y no digamos en la televisión lo son. Cada programa también responde a una cara como seña de identidad. Y un caso muy curioso el de uno de mis programas de radio preferidos: A vivir que son dos días, de la Ser, y su conductor Javier del Pino. Es un excelente espacio radiofónico y mañanero de los fines de semana. Lo recomiendo. Variado y de un cierto nivel de cultura y entretenimiento. Tiene una pega (para mí). Sólo pone buena música con letras en inglés. Su conductor tiene aversión a una música que no sea esa (excepto algunas piezas clásicas). El caso es que el señor del Pino pasó casi toda su vida profesional de corresponsal en los EEUU, allí tiene la familia, y todo lo bueno (para él) parece emanar de aquellas culturas. Impone esa música y parecen importarle poco las opiniones en contra. Yo estoy acostumbrado a quedarme más con las músicas y bastante menos con las letras (que eso lo he confesado en más de una ocasión a mis buenos amigos músicos Juan Mari Montes y José María Casas, q.e.p.d.). Tengo esa suerte (o esa limitación). El programa de la Ser es excelente, reitero, pero discriminatorio para los que no tenemos un inglés fluido. Y eso me parece un agravio para muchos oyentes y un exceso de personalismo de su conductor.