La herencia del carácter emprendedor de una familia, que se mantiene unida

Unos trescientos miembros de la familia Díaz Benito y Sánchez García, han celebrado hoy, en Santibáñez, una jornada de convivencia. Han sido recibidos por el Alcalde y por autoridades eclesiásticas de la localidad, y han paseado por las calles que pisaron sus antepasados.

La idea surgió después de que la parte de la familia, residente en Almendralejo, se hubiera reunido, en otras ocasiones, con motivo de estrechar lazos de convivencia y de que hijos y primos no perdieran el contacto. En una de estas reuniones familiares, surgió la propuesta de realizar el siguiente encuentro en Santibáñez, e invitar al resto de la familia.

Hoy han logrado reunir a 265 personas en torno a una comida de convencia que ha tenido lugar en el Hotel Oro Confort, y que se ha prolongado durante toda la tarde con la proyección de un video de antiguas fotografías, e intervenciones de las diferentes ramas familiares.

Marcelino Díaz ha sido el alma mater de este encuentro, interesado en conocer sus orígenes, investigó en los archivos eclesiásticos hasta conseguir elaborar un árbol genealógico con cinco generaciones de abuelos, descendientes de los matrimonios formados por Esteban Díaz y Juana Benito y, Juan Sánchez y Melchora García.

El estudio abarcó, también a 5 generaciones posteriores, reuniendo un total de 10, con 1.200 familiares de cuatro siglos de historia de su familia, comprendidos entre los años 1770 y 2015.

Fruto de este estudio, conoció la existencia de una hermana más, de la familia original, que había tenido nueve hijos, cuyos descendientes actuales se encuentran dispersos por todas las Comunidades Autónomas españolas y que hoy se hab reencontrado.

La historia de la familia, recoge a unos emprendedores que supieron ver las oportunidades y basaron su vida en el trabajo

Durante la época en que Santibáñez formó parte del Ducado de Béjar, el ganado ovino, propiedad del Señor de Béjar, era llevado al pueblo, porque era la zona más honda y cálida, con ello el ganado sudaba y la lana pesaba más de cara a la venta. Los trajinantes santibañeses, y concretamente esta familia, con sus mulas, lo trasportaban hasta Burgos y de allí a Cantabria, para su embarque hacia Flandes y el Norte de Europa; el viaje se rentabilizaba, cuando en el trayendo de vuelta se traían los productos del norte.

Otro momento de gran impulso del comercio se produjo cuando Cuba dejó de ser colonia española, los productos de ultramar dejaron de llegar a España y eso hizo que el intercambio se hiciera más intenso en la península, creando nuevas oportunidades para estos "trajinantes" santibañeses. Entre 1900 y 1930, la población del municipio llegó a los 2.200 habitantes.

Pedro Díaz fue el primero de los hijos de Nicolasa Sánchez y Martín Díaz, habitantes de "la casa del reloj" de Santibáñez, que se estableció en Almendralejo, en torno a la producción de aceite de esa zona.

Asentado en el pueblo extremeño, se casó y tuvo un hijo, que fue enviado a estudiar en Sevilla las carreras de economía y derecho, uno de los regalos que le hizo, fue una bodega, que trágicamente acabó convirtiéndose en su final, cuando un día removiendo el vino, los vapores de monóxido de carbono le dejaron inconsciente haciéndole caer en el cono de vino. Dos años después murió también su mujer, tras estos acontecimientos, volvió a casarse en segundas nupcias con Pepa Peña y tuvo otro hijo que en 1990 fue campeón de Europa de Tiro de Pichón.

Pedro Díaz murió a la edad de 58 años, después de haberse llevado a sus padres a Almendralejo, donde hoy en día están enterrados.

La familia está actualmente dispersa por toda Europa, siendo destacable la rama que se estableció en Lisboa, por la gran fortuna que llegó a acumular. Muchos son importantes hombres de negocios y profesionales renombrados, fruto del esfuerzo y el trabajo de sus antepasados y del carácter emprendedor que todos han heredado.