Polémica celebración del 84 aniversario de la proclamación de la II República

Como cada 14 de abril los bejaranos y bejaranas republicanos se acercan a la rebautizada 'Plaza de la República' a homenajear a la bandera tricolor. Un acto sencillo y lleno de emotividad en el que se reivindica un statu quo que acabó bruscamente el 18 de julio de 1936. Otros años la lectura de un manifiesto y el tradicional descubrimiento de una -ficticia- placa de cambio de nombre de la plaza servían para recordar no solo la caída de aquel sistema de gobierno, sino también a los que perdieron su vida por defenderlo.

Pero las circunstancias de otros años, en las que la unión y la camaradería de colectivos, partidos políticos y particulares de diferente orientación política ponían por encima de las tendencias el sentimiento común del republicanismo, han cambiado. Las ausencias de significados miembros del conservadurismo local vinculados al mundo republicano, así como las desavenencias entre los autoproclamados partidos de la izquierda local, han sido la nota más significativa del evento.

Los gritos a favor de la República y el abandono de la plaza por varios de los presentes como forma de protesta ante lo que consideraban una apropiación indebida por parte de algún grupo político, empañó una jornada que ya desde días atrás se imaginaba complicada.

El acto se desarrolló primeramente con la lectura de un manifiesto que leyó Mónica de Quevedo. Posteriormente se disfrutó de un ágape y se presentó a la prensa, por parte de Izquierda Unida, el programa electoral de la coalición y la lista de sus representantes para las elecciones municipales y autonómicas que se celebrarán el próximo mes de mayo.

Mónica de Quevedo, a título personal, recordó los avances en temas de índole social, de género, democráticos laborales? de los años de la República española, así como la autenticidad del Ser republicano que la ponente defendió como una necesidad frente a latrocinio al que está siendo sometida la sociedad y propugnando la lucha frente a las imposiciones, y el no aceptar al nuevo Jefe de Estado impuesto, exigiendo la opción democrática de la votación para decidir sobre qué modelo de Estado se desea, calificando el actual como caduco, obsoleto y podrido.

También leyó un manifiesto en nombre de Izquierda Unida en el que se glosaban todas las virtudes que según los firmantes tenía la República española, y defendiendo el ideario comunista. El manifiesto acusaba de ilegal la imposición del actual sistema de gobierno al que calificaba de agotado e inservible. También cargaba el manifiesto contra el bipartidismo calificándolo de caduco y corrupto. El manifiesto defiende la opción republicana como único sistema para afrontar la actual problemática nacional.