Nuria Cid se convierte en la primera mujer que subasta una rosca en honor a la Virgen del Castillo

Numerosos yeclenses volvieron a reunirse durante el Lunes de Aguas en torno a la ermita del castro vetón para rendir un año más su homenaje a la Virgen del Castillo, que volvió a escuchar de la voz de los subastadores ¡quién da más por la rosca de Nuestra Señora!, toda una tradición que hasta ahora había recaído siempre en los hombres y cuya historia ha dado un nuevo giro después de que Nuria Cid se haya convertido este 13 de abril en la primera mujer que haya subastado una rosca en honor a la Patrona de estas fiestas. Y es que, a la postre, no lo hizo una sola vez, sino dos y con excelentes resultados, aunque fuera la misma rosca.

Era la cuarta y última rosca en subasta, la más pequeña y, como otras dos, donadas por cortesía de la familia de las mayordomas. A estas tres se sumaría la ofrecida por 'Maruji' Alonso. Pues bien, tras la subasta de las tres primeras, Nuria Cid alzó el pequeño bollo en lo alto sobre su mano derecha para recorrer el círculo cerrado por el público y ofertar la rosca al mejor postor. La puja partiría de 50 euros, así hasta llegar a los 200 ofrecidos por la madre de dos de las mayordomas, y que ?a su vez? una vez entregada y pagada, la ofrecía de nuevo a la Virgen para que volviera a ser subastada y la subastadora lograra 100 euros más para la Parroquia.

De esta forma, Nuria Cid se convierte en la primera mujer que ha logrado este puesto tradicionalmente ocupado por hombres, pero además por partida doble, dando un giro a siglos de historia de esta celebración, y sin proponérselo, como confirmaba el hecho su sorpresa al escuchar la aseveración de los mayores del lugar.

El resto de roscas alcanzaron los 210, 250 y 160 euros, lo que sumado a los 300 de la cuarta suman un total de 920 euros que pasan a engrosar la cuenta de la Virgen del Castillo.

Los mayordomos de la Virgen en esta edición fueron los hermanos Sergio y Silvia Cid Carballares y las hermanas Noelia y Rebeca Sevillano Cid, todos ellos protagonistas de los actos en honor a la Patrona de esta fiesta, y que comenzaron en la mañana con su traslado, desde la iglesia a la ermita del castro, y la posterior misa en el pequeño templo.

Y allí comenzaba la tarde con el rosario y la salida a hombros de la Virgen, con pendón anunciador y bajo los sones de la gaita y el tamboril de Arcadio, procesión que abrían las rosquilleras y que escoltaban los mayordomos con varas en mano. Con la Virgen colocada en su trono de piedra, decenas de vecinos besaron las varas ofrecidas por los mayordomos en el ofertorio a Nuestra Señora, acto que daría paso a la esperada subasta de roscas.

Concluido el tradicional acto, la imagen de la Patrona regresaba a sus aposentos de la ermita del Castillo y a la espera de un nuevo año, mientras el público congregado en el castro vetón de Ecla, el Sitio Viejo, daba cuenta de la merienda por cada rincón de este monumento de hace 2.500 años.