De la felicidad y otros misterios

En Lerna, cerca de Ásopo, dicen que existe un lugar llamado Felicidad. De sus árboles penden todas las cosas imaginables y algunas más, que no nos atrevemos a soñar. Sus ríos son de miel, ambrosía y néctar, y el aire, es tan puro y vivificador, que las enfermedades no se atreven a acercarse.

Como supondréis, los habitantes de la Hélade la buscan para vivir en ella. Sin embargo, cuando por fin se adivinan sus montes encantados y sus ríos generosos, cuando casi se puede tocar con la punta de los dedos, Felicidad se aleja.

Los sofistas aseguran que por timidez.

Al principio fue divertido; los griegos se entretenían tratando de atrapar a la fugitiva, mas cuando cayeron en la cuenta que nunca la alcanzarían, les invadió una pizca de desazón. Pero eran hombres desenvueltos, por algo habían inventado la oligarquía, la dictadura, la democracia y los muchos dioses, y convocaron a todas las ciudades de la Hélade.

La asamblea se celebró en Ática, bajo los auspicios de Atenea.

Apenas comenzaron las sesiones, los delegados descubrieron que la mayoría había recorrido el camino hasta Felicidad, pero ninguno había conseguido alcanzarla.

Nadie sabía por qué, aunque preguntas no faltaban.

-¿Será cierto que Felicidad la han inventado los dioses para divertirse viendo como intentamos entrar y no podemos? -preguntó el representante de Pérgamo.

-¿Por qué parecerá tan asequible? -quiso saber el encomendero focio.

-¿No vivirán allí los dioses y por eso no se nos permite pasar? -lanzó el portavoz de Tesalia.

Le callaron con altas voces mandándole al lado oscuro del Olimpo.

-Si no existiera? -razonó el comisionado de Arcadia-, ¿qué sería de los helenos?

-Tenemos que idear una estrategia para entrar en Felicidad ?concluyeron los troyanos-, somos muchos y dispuestos a todo. No se nos puede escapar.

Los ojos de los delegados brillaban de determinación.

-¿Cómo lo hacemos? -preguntó un espartano sacando pecho.

-Tenemos una idea -dijeron los atenienses reclamando la palabra-. Todos hemos intentado ir a Felicidad muchas veces, luego sabemos dónde está. Lo que tenemos que hacer es rodearla, y a una señal avanzamos a la vez. No podrá huir?

A los delegados les pareció una idea brillante y se marcharon para ir a tomar posiciones al lugar donde cada uno creía que estaba Felicidad.

Cuando estuvieron apostados descubrieron, con asombro, que unos estaban dormidos, otros amando, o trabajando, o cantando, o pensando, o llorando, o comiendo, o bebiendo, o soñando despiertos?