Espejismos tecnológicos y salud

En el siglo XX la mayor parte de las enfermedades provenían de fuera, las transmitían los animales y sus productos derivados, los mosquitos e insectos, la falta de higiene, los alimentos, etc. Ahora en el Siglo XXI, la mayoría provienen de dentro, una pequeña proporción entre 2% y 5% de lo que heredamos a través de la carga genética del DNA y, la mayor parte 90-95%, como consecuencia de lo hacemos durante nuestra vida.

Una de las amenazas actuales para que la prevención de las enfermedades no sea realmente efectiva es la creencia y expectativa poblacional de que los avances tecnológicos lo van a solucionar todo, las enfermedades cardiacas, el cáncer, la obesidad, la diabetes, la seguridad del paciente, etc. Esta percepción hace que las personas busquen y esperen remedios y píldoras mágicas que envueltas manipulaciones tecnológicas pretenden solucionar problemas de Salud que dependen fundamentalmente de la fuerza de voluntad y de admitir la responsabilidad personal en una gran parte de las enfermedades crónicas dado que éstas se asocian significativamente al estilo de vida. Es decir, a la forma de vivir, de comportarse y de responder a los retos de la vida.

La falta de concienciación en relación con la evidencia de que las enfermedades crónicas se deben fundamentalmente al estilo de vida llevado durante años, hace que las personas pongan su interés en los avances tecnológicos y descuiden su contribución personal y esfuerzo al control de sus propias patologías. Esta desorientación preventiva hace que la industria siga sacando al mercado miles de productos para explotar esta debilidad individual y poblacional con el único objetivo de aumentar sus beneficios a costa de la Salud. Muchos son los remedios ya utilizados, como dietas milagro, juegos tecnológicos, pulseras, etc.; pero a pesar de ello en la población sigue aumentando esa epidemia silenciosa; pero visible que es la obesidad que se asocia a enfermedades como la diabetes mellitus y a otros padecimientos crónicos como alteraciones cardiacas, respiratorias, digestivas, etc. que están determinados por la falta de un estilo de vida saludable.

En definitiva y siendo conscientes del impacto que los avances tecnológicos han supuesto para la Salud Publica a través de medicamentos, vacunas, técnicas de diagnóstico y otros procesos asistenciales como la telemedicina, éstos no deben conllevar una confianza excesiva para el control y la solución definitiva de las enfermedades crónicas.

En consecuencia, se requieren políticas de Salud Pública, que siendo respetuosas con la libertad y la ética en la toma de decisiones individuales, consigan llegar a las causas determinantes de los problemas de la Salud a través del fomento de la Educación para la Salud y la formación en Autocuidados para conseguir pacientes activos y responsables en la gestión y control de su Salud.

JAMCA