Europa: una política migratoria sin derechos humanos
Especialmente graves son las persistentes violaciones de Derechos Humanos comprobadas en las fronteras de Grecia con Turquía, de Italia con Libia y de España con Marruecos.
Autor: Guillermo Castán Lanaspa, Coordinador de Amnistía Internacional Salamanca
La Campaña Europea de Migración ha denunciado el impacto de las políticas migratorias de los estados europeos sobre los DDHH de las personas migrantes, y señala como objetivo conseguir que las personas sean tratadas con dignidad en las fronteras y en Europa y que sus derechos sean respetados, en particular durante los controles fronterizos.
Amnistía Internacional pretende que se de un giro fundamental en las políticas de migración y asilo y que se adopte un enfoque que prime los DDHH sobre la protección de fronteras. Baste para entender esta demanda el recuerdo de la tragedia de Lampedusa y el clamor general que suscitó, pero pese a todo los gobiernos siguen sin escuchar, a pesar de que claman al cielo situaciones tan terribles como por ejemplo la de los refugiados sirios, atrapados en callejones sin salida y sin esperanza de que nadie les abra la puerta, a pesar del derecho internacional de los refugiados.
La UE y sus estados miembros han construido una fortaleza cada vez más impenetrable para impedir la entrada de migrantes irregulares sin importarles los motivos; y por ello gastan muchísimo más dinero y recursos en hacer impermeables las fronteras que en apoyar a las personas que se ven impelidas (muchas veces por nuestras propias políticas) a salir de su tierra natal. Por ejemplo, entre 2007 y 2013 España asignó 9,3 millones de euros al fondo para los refugiados y 290 millones al fondo para las fronteras exteriores.
Además de lo dicho, hay que saber que Bulgaria, Grecia y también España expulsan ilegalmente (las expulsiones sumarias están prohibidas en el derecho internacional) a los inmigrantes sin proporcionarles acceso a los procedimientos de asilo. Las llamadas expulsiones "en caliente" son contrarias a la legislación nacional e internacional, y ya el Consejo de Europa, la UE y los organismos de DDHH de la ONU han mostrado su censura a los gobiernos que, con desprecio de la vida de los demás, aplican estas políticas sin más argumento que el pragmatismo y la necesidad de "solucionar" el problema.
La cuestión en España se ha complicado mucho a consecuencia de las situaciones que se viven en Ceuta y Melilla, donde las vallas, las concertinas y las actuaciones de la policía son muy discutidas, especialmente desde que se dieron a conocer las grabaciones de los hechos en la playa del Tarajal (Ceuta), donde murieron 14 personas en la mar. El reguero de sangre no cesa ante la indiferencia de los gobiernos europeos que, sin embargo, se llenan la boca con declaraciones grandilocuentes, casi siempre vacías de contenido.
Por tanto, se puede afirmar que los estados de la UE incumplen las obligaciones internacionales y regionales que han contraído en materia de DDHH y parecen haber renunciado a sus valores y principios fundamentales al hacer oídos sordos a las violaciones de DDHH que se producen en sus fronteras.
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