Gracias Podemos

No tengo ni idea de política, pero voto. Resulta que mi voto vale igual que el del experto politólogo que sabe cómo y quién nos engaña. Hasta ahora vivía en la ignorancia porque el catedrático especializado en los distintos tipos de gobierno jamás tenía cabida en los grandes medios de comunicación. Como mucho -y después de haberse formado en el Instituto de la radiotelevisión pública del país- le dejaban presentar un programa con amiguetes en un canal local que sólo se podía ver en su barrio.

Por un amigo de un amigo resultó que llevó a la tertulia de su programa a un tipo que, a su vez, era tertuliano en un canal marginal de la recién estrenada televisión digital con alcance nacional. Y como daba bien a cámara, era un experto politólogo y tenía experiencia en ese tipo de espectáculos televisados, allí que le invitaron. Y la audiencia comenzó a subir. No en la pequeña ?aunque estatal- televisión marginal, sino en las páginas de internet donde se colgaban los acalorados debates. Tanto es así que los programas de las grandes televisiones generalistas se hicieron eco enseguida del asunto y lo incluyeron en sus programas de zapping.

Enseguida los que manejan las audiencias se dieron cuenta de que el experto politólogo, joven, con madera de líder y una formación contrastada, podría enriquecer las arcas de sus respectivos canales televisivos si lo incluían en las tertulias de sus parrillas. Y así fue. El profesor universitario que daba bien a cámara y que se había erigido en la voz de los desencantados se convertía en una auténtica mina que hacía ganar dinero a las grandes cadenas de televisión con audiencias increíbles que se veían recompensadas con un incremento de publicidad en espacios en los que nunca hasta entonces el público había mostrado el más mínimo interés. Y Pablo Iglesias se hizo famoso. Y los grandes medios estaban con él. Creían aprovecharse de él. Ganaban dinero cada vez que salía él. No calcularon bien y el que ganó fue él.

Se les fue de las manos y mientras contaban los euros que generaban las apariciones del chico de la coleta reventando las audiencias, el público se iba quedando con la copla. Y escuchaba un mensaje articulado y sólido. Explicaba con ejemplos claros y usaba datos reales para que el público tuviese los argumentos sobre aquello que intuía y ahora se demostraba. Y entonces dio el paso y fundó un partido político. Y en un abrir y cerrar de ojos, saltándose todas las encuestas y previsiones, sacó cinco escaños en unas elecciones europeas a las que se presentó casi sin hacer campaña.

Ahora Podemos es una alternativa real de gobierno. No tendrán mi voto, pero sí mi agradecimiento. Por agitar el árbol de políticos podridos. Por abrir las ventanas para que entre en nuestras vidas el aire fresco de que otra forma de gobernar es posible. Por utilizar los medios que nos han utilizado. Por dejar en evidencia a los que decían que no y ahora son los primeros en decir que sí. Por revolucionar la acomodada vida de los que no han venido a servir al pueblo sino a servirse de él.

No tendrán mi voto ?insisto- pero sí mi agradecimiento. Como dice mi admirado Rubén Amón: "Si supiera que no van a ganar, les votaría".