Anacronismos

Pasear por la plaza estos días, es como volver al siglo XV, los estandartes que cuelgan del Ayuntamiento me retrotraen a épocas pasadas. No puedo evitar que me corra un escalofrío por el cuerpo recordando el oscurantismo de la Santa Inquisición mientras se me vienen a la mente las imágenes de los encapuchados de las procesiones. Nunca he entendido por qué tienen que esconderse y menos estando, como estamos, en el siglo XXI.

No puedo entender por qué en un Estado laico como el nuestro (llevamos casi 40 años siendo laicos), aún las instituciones tienen que estar presentes en todos los actos de la Iglesia. Y peor aún, la Iglesia en todos los actos de las instituciones.

Por ejemplo, aún es obligatoria la Religión Católica en nuestras escuelas, y digo obligatoria, porque aunque la ley no lo diga, la realidad es que en la práctica no hay alternativas: la alternativa (MAE), es una o dos horas semanales, a las que los niños tienen que asistir obligatoriamente a no hacer nada. No pueden debatir sobre ética, porque eso ya se recoge en otras asignaturas. No pueden adelantar tareas de clase porque estarían en ventaja sobre los alumnos de religión... Es una pérdida de tiempo tan grande, que muchos padres eligen la asignatura de religión para sus hijos, por la única razón de que no vagueen, cosa que me reconocerán que tiene mucha importancia a la hora de educar.

Pero aún así, aún teniendo la religión puntos oscuros que no me gustan, nunca he ido en contra ni de la religión ni de sus ritos, de hecho me casé por la Iglesia y mis hijos están bautizados; lo que no me parece bien es que sigan obligando a todo el mundo después de casi 40 años. El que quiera practicar la religión que la practique, no seré yo quien prohíba ese tipo de manifestaciones (ni ninguna otra), en la vía pública, y por mí, puede hacerlo, además, sin necesidad de taparse la cara, pero, por favor, no obliguen al resto de la población a practicarla.

Hace casi 40 años que este país votó que quería ser laico. Por favor, seamoslo de una vez: saquemos la religión de los colegios públicos y del Ayuntamiento.