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De Symphonia a la Novena
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De Symphonia a la Novena

Actualizado 26/03/2015
Víctor Hernández

De Symphonia a la Novena | Imagen 1Una Sinfonía es un género musical orquestal que consta de cuatro movimientos. Se desarrolla a partir del siglo XVIII.

Es a partir del siglo XVI cuando empezamos a tener constancia de la existencia de piezas con el nombre de Sinfonía. Estos primeros documentos no responden a ningún esquema musical concreto.

Los orígenes más cercanos de lo que hoy en día conocemos con este nombre vienen de las Oberturas que introducían las Óperas y Cantatas en el siglo XVII. Estas piezas musicales dieron lugar al nombre de Symphonia, haciendo alusión a un conjunto de voces, de instrumentos o ambos que suenan a la vez y de un modo armónico.

El primer compositor que destaca en este género musical es Alessandro Scarlatti (1660-1725) dotándola de tres movimientos (rápido-lento-rápido), quitándole uno de los movimientos a la Sonata da chiesa barroca de la que procedía.

Sería ya a comienzos del siglo XVIII cuando la Sinfonía se desliga de la Ópera y de la Obertura y comienza a ser un género independiente, con características propias.

Fue la orquesta de Mannheim la que permitió, dado su volumen de instrumentos, un mayor colorido y matices en las partituras.

Con la llegada del Clasicismo la Sinfonía vuelve a tener cuatro movimientos. Los representantes más importantes fueron Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1751) y Franz Joseph Haydn (1732-1809). Con ellos este género alcanza su máximo esplendor hasta el momento y servirá como modelo para compositores posteriores.

Al llegar la época romántica Ludwig Van Beethoven (1770-1827) ya ha estudiado a Mozart y a Haydn y plasma esos conocimientos generando Sinfonías personales e inigualables. Beethoven se permitía romper con las normas establecidas del pasado empleando una armonía e instrumentación más libre. En la época no era tan valorado como en la actualidad, puesto que las Sinfonías eran tocadas en acontecimientos públicos y los asistentes esperaban obras más dinámicas y ritmos más alegres.

Lo que sí se le podía atribuir en aquel momento a Beethoven era ser un revolucionario, ya que añade elementos innovadores como el empleo de la voz humana en su Novena Sinfonía.

Con esta Sinfonía Beethoven quiere dejar como legado a la humanidad una pieza de amor fraternal. Para ello incluyó en su cuarto movimiento (presto-allegro) voces, a cargo de cuatro solistas y un coro. La letra forma parte del poema "An die Freude", escrito por Friedrich Schiller. Beethoven llevaba años queriendo usarlo en alguna composición y finalmente se decidió a utilizarlo en esta Novena.

El estreno fue en 1924, y a pesar de que Beethoven estaba completamente sordo y no podía escuchar las ovaciones del público, la Sinfonía se cerró con un gran éxito. Sin embargo, los ingresos que generó no fueron los esperados, aunque años después esta obra es considerada la mejor sinfonía jamás escrita.

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