“Primaresma”

He visto florecer el almendro, he olido los primeros brotes verdes y aunque aún faltan unas horas para el comienzo de la primavera yo sé que ya está aquí. Ha anunciado su llegada hace unos días a modo de aviso y de aperitivo para volver a entrar de puntillas y en silencio cuando menos lo esperemos y sin darnos cuenta un día amanecerá en toda su plenitud.

Ya está aquí, la vida se despierta del letargo invernal, afinando los sonidos, desperezando el ritmo poco a poco, subiendo el volumen de la vida progresivamente, la primavera es el crescendo de los primeros compases de una nueva partitura. Y este año empieza con un eclipse de sol que no sé si podremos ver por culpa de las nubes pero que en cualquier caso recuerda, precisamente, ese amanecer de nuevo, ese volver a la vida, ese resucitar que también es primavera.

Hace unos días caía en la cuenta, gracias a un amigo, de las similitudes entre la primavera y la cuaresma. La verdad es que nunca me había parado a pensarlo, me parecía algo casi circunstancial o anecdótico que ambos tiempos coincidieran aunque sólo sea parcialmente y eso varíe también con los años, pero tiene sentido: "primaresma". Hemos sembrado con fe estos meses, en algunos momentos hemos regado nuestra tierra con lágrimas, algunos incluso llevan tiempo sembrando sin ver florecer nada? y ahora sólo nos queda esperar y disfrutar de la transformación del yermo, la transfiguración de la tierra estéril en fruto bueno y abundante. Nos hemos ido preparando para esa cosecha, para ver nacer los frutos? hemos esperado con paciencia y una esperanza a veces más niña y más pequeña que la del propio Péguy? pero el árbol dará fruto y el fruto del árbol de la cruz será la vida.

Confiemos con esperanza? en unas horas, en unos días, veremos renacer el mundo con una luz nueva y tendremos la oportunidad de germinar y volver a intentar dar fruto, de recoger nuestra cosecha fruto del esfuerzo y del trabajo; de celebrar el éxito de nuestra empresa y de celebrar, si llegan, también los fracasos. Primavera es la oportunidad de celebrar la vida, es la Pascua del calendario, el nuevo comienzo. La oportunidad de recomenzar con más fuerza, de virar de rumbo si es necesario, de ponerse en pie de nuevo si hemos llegado al final del trimestre arrastrados por el cansancio, hundidos por la derrota, embarrados de agobios y preocupaciones. Pero a tiempo, en el mejor momento para oxigenar nuestros sepulcros y nuestras raíces del aire nuevo, llenar los pulmones del oxígeno de la ilusión y volver a empezar dejando que la sangre se altere y coja el ritmo apasionado a que la estación invita.

Mirad el eclipse? como en el sábado Santo el mundo se oscurece unas horas, el sol se oculta tras la sombra, la vida tras la muerte? para ver nacer de nuevo el Sol y resucitar, con él, a una nueva primavera.