Con los pies en el suelo

Esa es la propuesta que en este año nos hace la Oficina Verde de la Universidad de Salamanca con el fin de dar visibilidad durante la semana a los temas que tienen relación con el cuidado y la conservación de eso que llamamos el medioambiente.

Este año ha sido declarado por las Naciones Unidas y su Agencia para la alimentación y la agricultura, la FAO, como el Año Internacional de los suelos. Sí, de los suelos porque también ellos forman parte fundamental del medioambiente, tal vez, como oí decir a alguien, sean el "otro medio", ese del que nunca se habla.

La conferencia inaugural de la semana fue impartida por el profesor Fernando Santos de la Facultad de Ciencias Agrarias y Ambientales (USAL) y edafólogo. ¿Que qué es eso? Yo tampoco lo sabía, pero la edafología es una rama de la ciencia que estudia la composición y naturaleza del suelo en su relación con las plantas y el entorno que le rodea. O sea, el estudio de eso que todos los días pisamos, eso que nos sostiene y en lo que prácticamente no reparamos nunca, el gran desconocido.

El profesor Santos, nos hizo caer en la cuenta de cosas importantes que, al menos yo, desconocía. Por ejemplo, que existe una amplia, variada y en muchos casos rigurosa legislación y reglamentación relacionada con la conservación del agua o del aire, pero es muy escasa la normativa sobre conservación de suelos, cuando la relación de estos con los otros dos elementos básicos es indudable y extremadamente importante.

También destaco la poquísima tierra útil para el cultivo que tenemos en nuestro planeta y como es cada vez menor porque grandes extensiones se tornan cada año estériles, al cubrirlas con cementos y alquitranes. Tema muy preocupante ya que los suelos, como el petróleo son recursos esenciales, finitos y NO renovables (al menos en muchos miles de años) siendo base fundamental para la producción de alimentos, piensos, medicamentos, tejidos, incluso, combustibles. José Graziano da Silva, Director General de la FAO afirmaba: "Las múltiples funciones de los suelos pasan a menudo desapercibidas. Los suelos no tienen voz y pocas personas hablan por ellos. Son nuestro aliado silencioso en la producción de alimentos".

Si los suelos continúan deteriorándose la existencia de vegetales, animales y la nuestra, estarán en serio peligro, porque cumplen funciones muy diversas como son: la producción de alimentos; el almacenaje, la filtración y transformación de minerales, agua, sustancias orgánicas y gases, etc.; el suministro de materias primas y, desde luego, plataforma de la actividad humana.

Pero esta batalla por sobrevivir es desigual. Mientras nuestro planeta se empeña en mantener el equilibrio y la vegetación, los mares y los suelos absorben ese peligroso gas contaminante que es el CO₂; nosotros, irresponsables inquilinos, lo emitimos con mayor rapidez y en mayor cantidad cada año. ¿Sabían ustedes que la Unión Europea existe un mercado de emisión de CO₂ y las compañías pueden adquirir el derecho a lanzar a la atmósfera ? a nuestra atmósfera común ? una tonelada de este gas por apenas 13 euros[1]?

Nuestro planeta nos está pidiendo ayuda a gritos y nuestro futuro como especie también, pero no prestamos atención, aturdidos por el ruido de las economías, de los mercados, del progreso salvaje e inhumano. Nunca nos conformaremos con lo que tenemos y es que como acertadamente señalaba Mahatma Gandhi: "Hay suficiente en el mundo para cubrir las necesidades de todos los hombres, pero no para satisfacer su codicia."