Tú, Administración, sobras

Llega un momento en la vida de cualquier autónomo en la que esta idea pasa por su cabeza. Es ese "empleado" que viaja contigo y que tienes contratado de por vida. Va siempre a cara de perro, sólo se conoce sus derechos, rehúye de sus obligaciones y solo cumple una cosa: horario 24 horas.

El exceso regulatorio y su falta de compromiso con el autónomo y el emprendedor ha alcanzado ahora mismo, unas cotas de intolerancia nunca vistas. En las conversaciones de los emprendedores no entra el precio del alquiler, el tipo de interés del crédito, el precio de los trabajos profesionales de terceros o las horas trabajadas? Sólo entra la administración. No satisfecha con los impuestos indirectos, se come a bocados los beneficios, te impone los límites de los servicios que prestas y actúa hasta el límite sobre la actividad privada. Hoy día es más trabajo el que supone analizar la ley para ajustar el proyecto empresarial, que poner en marcha la idea en sí misma.

Uno de los últimos casos es la dicotomía entre apoyo a los emprendedores y las TICs frente al transporte. Hablo de BlaBlaCar y Über, no las únicas, pero sí de las más famosas plataformas de coche compartido. Este sistema o plataforma, surgida de nuestros preparados jóvenes, de sus mentes bien formadas entre títulos universitarios y másteres es un exponente clarísimo de cómo se pueden dar soluciones tecnológicas a necesidades crecientes y acuciantes en tiempos de crisis. Muchas veces nacidas de perfeccionar ideas que ya puso en marcha la administración, hoy día es esta la que, metiendo la mano en el sistema, ha enfrentado a usuarios y profesionales.

Un mercado que debería ser libre, fue visto por la administración como un filón. La Ley de Ordenación del Transporte es toda una declaración de intenciones de cómo se regula un mercado cargando a emprendedores con gravámenes, elevando los costes, eliminando cualquier flexibilidad del mercado? Todo ello justificado en que el transporte sea un servicio universal. Paradójico en un momento en el que ésta se une a la idea de compartir medios de transporte, disponer de un sistema de aviso a usuarios y proveedores del servicio a través de las TICs, todo esto bajo el paraguas idílico de la optimización y la buena gestión. Buena gestión es no interferir en el mercado. Con toda esta legislación la administración se ha enriquecido a velocidades de escándalo: licencias, empleos regulados, mercado de vehículos y mucho más. Y lo que es más grave: ha creado un mercado paralelo de servicios, economía sumergida y un prolijo mercado negro.

En el sector del transporte por carretera, sólo cabe ya la liberalización. Los taxistas y las empresas de autobús fijan sus tarifas de forma regulada por la administración, mientras la sociedad y el mercado se están regulando en el lado oscuro. Bajo la forma de economía social o colaborativa, BlaBlaCar o Über ponen en contacto necesidades de transporte. Cierto es que lo que debería ser un bien universal de la única parte positiva de la idea del comunismo que representa internet: todo al servicio de todo, al final unos pocos han visto algo de negocio. Lo lamentable es que después de todo, es eso, algo de negocio. Lamentable que se intente criminalizar a aquellos que, haciendo 5 viajes a la semana 2 veces al día en el trayecto tipo de Madrid a Valencia, les reporte un "salario" de 800? al mes. Ese trabajo en el mercado negro refleja lo mismo que en el legalizado: pegarse una paliza por menos de 1.000?.

Respecto a la profesión de los taxistas, ha supuesto tener que pasar de 8 a 16 horas de trabajo, es decir, de una jornada al día, a 2. Tráfico de licencias, contrataciones ilegales de trabajadores y un sinfín de triquiñuelas para salvar la bajada de ventas por la crisis y la competencia de los servicios compartidos. Insisto, esto lo ha fomentado la administración con su legislación excesiva. Taxistas y empresas de transporte se enfrentan a usuarios de plataformas y al no poder combatir una mayoría silenciosa, se enfrentan a las plataformas. Todo ello sin que unos y otros se hayan percatado de que quien ha rigidizado el mercado y lo bloquea, quien causa el problema es la administración. Ésta fomenta la inflexibilidad del mercado de la oferta y quien criminaliza la demanda. Ella es la que sobra.

Parece mentira como no la echamos de menos a la hora de la regulación del mercado de la vivienda y sobre otras, como esta del caso del transporte, no vemos cómo su actuación desestabiliza el mercado. La vivienda, cuando estaba muy demandada, podía vale 1 y ahora, ese mismo bien, vale 0'25, cuatro veces menos. Esto ha sucedido en toda España y se comprende, el mercado se regula. Y sobre este mercado del transporte, lo que debería reconocer la Administración es su fracaso, su falta de servicio a la sociedad y desaparecer dejando al mercado del transporte a los pies del siglo XXI, al servicio del liberalismo.

Haciendo mías las palabras que el ministro De Guindos lanzó a los taxistas cuando saltó la demanda de ilegalización sobre Über: adáptense. Pero ojo, no sólo a los profesionales del sector, también a los de la administración: adáptense. Estamos alimentando a la bestia cuando le pedimos más regulación. Cuanta más regulación, menos emprendedores, menos imaginación, más impuestos, más retraso en la salida de la crisis. La administración es parte del problema de la salida de la crisis de este país, así que pidamos que deje de suponer un lastre y pidamos a nuestros representantes políticos compromisos para liberalizar mercados y adelgazar la administración, quitar legislación y sus mecanismos reguladores.