¿La defensa de la vida "no cabe" en el Parlamento?

Así concluye el manifiesto de este 14 de marzo, fecha marcada para decir una vez más, a través de una concentración de varios miles de personas en Madrid, que "cada vida importa" y que sigue siendo un deber luchar "por la vida, la mujer y la maternidad". Lo cierto es que no importa a ninguno de los partidos políticos con representación parlamentaria ni a los que se presume serán apoyados con fuerza en los cercanos comicios. La causa de defender la vida, que pasa por rechazar la condena a muerte que supone el aborto, no está en la agenda. Cuando un atisbo de defenderla, aunque fuera tímidamente, apareció en el programa de la formación que sustenta el gobierno, el Partido Popular, pronto se han encargado de reinterpretar su promesa electoral, también ésta, para no cumplirla: ¡también ésta!

La vicepresidenta del Congreso de los Diputados, Celia Villalobos, se ha apresurado a aclarar que los contrarios al aborto "no caben" en su partido. Siete diputados y cinco senadores populares han sido la única voz discordante con el rodillo abortista que se llevó por delante al anterior ministro de Justicia. No sé si alguno de los salmantinos se contará entre ellos, que en todo caso deberían ausentarse de las siguientes listas si resulta cierto que "no caben". También otros que, ocasionalmente, se han desmarcado de la línea abortista marcada desde Moncloa, continúan fieles al cargo y al partido. No parecen tener demasiado interés en que la defensa de la vida quepa algún día en el Parlamento como cabe en la sociedad civil, en las calles, en el debate de altura intelectual que no es precisamente el que se produce en el hemiciclo de la Carrera de San Jerónimo. Prefieren caber ellos a que quepan sus ¿principios?

Si alzan la voz, pronto consiguen callarles. La mayoría de las veces, optan por la comodidad de no alzarla. Y así, igual que en los partidos más afines en sus planteamientos a la ideología materialista y de género, en los que el derecho a la vida ha quedado postergado por un supuesto derecho de la mujer a decidir sobre la vida del no nacido, en el Partido Popular, que se reclama en sus estatutos inspirado por los valores del humanismo cristiano, han dejado de caber los que defienden el derecho a la vida desde su comienzo. Han asumido que el fracaso y el crimen del aborto es un ¡derecho! por encima del derecho a la vida.