Alma de Árbol (IX): el ¿maldito? Eucalipto

El árbol de esta semana es alóctono de nuestro continente: fue traído a Europa por el capitán James Cook, primer europeo que exploró las costas de Australia, en 1774. Unos años más tarde, 1846, sus semillas llegaron a Tuy, en Galicia, pues un misionero, fray Rosendo Salvado, se las envió a su familia por su aroma y valor ornamental. En el Souto da Retorta, en Lugo, está el mayor, y más antiguo, Eucalipto, Eucalyptus globulus, de Europa (o Avó, el Abuelo, en la foto). Eucalipto proviene del griego, bien cubierto, haciendo referencia a las yemas de sus flores.

Estos mastodónticos árboles pueden llegar a alcanzar los 70 metros de altura, y su estilizada silueta, casi totalmente recta, no pasa desapercibida. Esta altura, junto a su inflamable aceite, hace que los incendios que regularmente asolan los eucaliptales, sean incontrolables, pues las llamas sobrepasan los 100 metros de altura, contra las que es muy difícil luchar. El hecho de que tampoco sean exigentes en cuanto a los suelos, ha provocado su gran expansión por todo el mundo.

Tiene un gran número de aplicaciones terapéuticas, utilizándose para:

• enfermedades del sistema respiratorio: asma, bronquitis, faringitis, amigdalitis.
• afecciones urogenitales, como la vaginitis o la cistitis.
• dermatológicas, pues su acción fungicida permite eliminar hongos: sus aceites esenciales, aplicados sobre estafilococos, cándidas, mycrobacterium o el virus de la rabia, los elimina e impide su crecimiento.
• posee, igualmente, propiedades hipoglucémicas, ayudando a disminuir los niveles de azúcar en la sangre.
• es un poderoso antiséptico, gracias a la gran cantidad de ácido gálico que tiene, sirviendo para curar heridas, aftas, cortes, arañazos, pinchazos, herpes, acné o gingivitis.
• puede usarse para afecciones reumáticas, artríticas, artrósicas, dolores musculares o desgarros, gracias a sus propiedades antiinflamatorias.
• su agradable aroma combate la halitosis, sea en infusión caliente, o enjuagues fríos, ya que sus componentes antibactericidas eliminan la placa.
• como repelente de insectos y otros microorganismos, además de su utilización en todo tipo de productos cosméticos.

¿Quién iba a sospechar que, el árbol usado para repoblar la península tras el golpe de estado del 36, ante la escasez de materias primas, iba a tener tantas aplicaciones? El franquismo lo convirtió en la base de las repoblaciones masivas, sustituyendo a los robledales, o utilizándolo para desecar terrenos pantanosos, luchando contra el paludismo, aprovechando que es un árbol que necesita gran cantidad de agua para su crecimiento, de ahí su proliferación en el norte del país: estudios recientes cifran en un 20% la superficie ocupada por los eucaliptos en Asturias; y en un 30% en Galicia.

Partiendo de que, ninguna especie introducida debería estar fuera de su hábitat natural, hay que asumir que, hoy por hoy, esta especie es imposible de erradicar. El Eucalipto, siendo realistas, llegó para quedarse, y por ello mismo su gestión debería mejorarse infinito, teniendo en cuenta todos sus aspectos negativos, pues los positivos, todos los usos terapéuticos descritos, además de la producción de pasta de papel, ya están descritos.

Los negativos, hablando exclusivamente de los efectos sobre el entorno inmediato de los árboles, pueden resumirse en: un empobrecimiento de los suelos, pues el monocultivo, que es lo que suele encontrarse, impide el asentamiento del sotobosque como consecuencia de las sustancias alelopáticas, antigerminantes, que poseen; necesitan más de 20 litros diarios de agua por individuo, lo que puede llevar a la desecación de fuentes de agua, afectando a los cultivos circundantes; al desaparecer el sotobosque, estos bosques son "desiertos" para la fauna local, que no encuentra ni alimento, ni refugio, en ellos; el eucalipto es pirófito, arde con facilidad y los incendios favorecen su expansión porque los incendios eliminan las especies autóctonas y el eucalipto, aunque esté quemado, rebrota de raíz.

Por su parte, las fábricas de pasta de papel, en su proceso productivo, incineran toneladas de residuos, utilizados para la generación de energía, que contienen gran cantidad de productos insanos, por decirlo suavemente. Además, consumen ingentes volúmenes de agua potable que, tras su uso, se convierten en aguas residuales de muy difícil tratamiento.

¿Blanco o negro? ¿el vaso está lleno o vacío? Lo que sí está claro es que esta especie no es negativa en sí misma, sino que el problema está en las políticas de gestión forestal que se lleven a cabo: las masas repobladas de eucaliptos deberían ser modificadas gradualmente por formaciones autóctonas; en caso de ser plantados, dichas plantaciones no deberían ser monoespecíficas, reduciéndose el impacto ambiental y favoreciendo la lucha contra los incendios; frente a la lógica depredadora, e incitadora de corrupción, que recupera el actual Gobierno con la nueva Ley de Montes, que permite la urbanización en terrenos quemados tras únicamente 5 años, deberían mantenerse los 30 años de prohibición de recalificación de terrenos incendiados? e incluso aumentarlos, porque no, hasta 50.