Guía práctica contra el heteropatriarcado

Como ya sabéis, hoy 8 de marzo, se celebra el día de la mujer TRABAJADORA, y lo pongo en mayúsculas porque a veces esto segundo se nos olvida, y aprovecho este artículo para aclarar algunos términos y posturas acerca de la cuestión feminista, en este mundo heteropatriarcal en el que vivimos.

Primera pregunta: ¿Y por qué no hay un día del hombre trabajador?

Primero, porque sí existe tal día, y es el 1º de mayo, día de los trabajadores. Y segundo, porque la mujer está doblemente explotada en este mundo, por su condición de mujer y por su condición de trabajadora, y como tal, necesita de una reivindicación especial.

La pregunta del lenguaje inclusivo: ¿ Por qué tenéis esa manía de estar siempre con el "todos y todas" (dicho con chulería y en tono burlesco)? Respecto al tema lingüístico, la que marca la norma es la Real Academia Española, y si nos atenemos a los datos, apenas una decena de mujeres han sido miembros de la misma en sus 300 años de historia. Añadiendo al dato que el lenguaje se compone fundamentalmente a través de la cultura y el poder dominante a lo largo de la historia, y si vemos el largo poder que la Iglesia Católica ha ejercido en este país, institución claramente machista y en la que la mujer no ha pintado nada, se aclara aún más. Pero si vamos incluso a la relación entre el lenguaje y nuestros aparatos sexuales, vemos claramente ejemplos machistas tales como una persona valiente o graciosa nos referimos a ella como "es la polla" o "tiene dos cojones...", mientras si nos referimos a una persona aburrida "es un coñazo". Por lo tanto, ante la dominación histórica de un lenguaje machista, la lucha por un lenguaje inclusivo es más necesaria que nunca.

Tercera pregunta: ¿Por qué hay que poner cuotas paritarias en consejos de administración, candidaturas electorales y demás estructuras, en vez de elegir a los más capacitados (con cara de indignación porque no les entra en la cabeza)? Primero, aclarar que eso es mentira porque lo único que hace la ley es condicionar, dentro de la máxima capacidad, que haya igualdad entre sexos, es decir, que entre los y las más capacitadas, tiene que haber los mismos hombres y mujeres. Un ejemplo claro de que esto no se cumple es el ámbito universitario, donde la mayoría de estudiantes ya son mujeres (el 60%), pero el porcentaje de catedráticas se rebaja hasta el 15% y el número de rectoras es muy escaso, donde sólo 11 de las 77 universidades españolas las tiene. He de decir que la ley de paridad no es la panacea, pero no es un fin, es un medio, que cuando haga que se normalice, sea incluso innecesaria. Y he de añadir además que en temas como estos la solución está atacando a la raíz del problema, es decir, la cultura y educación, fomentando los valores de igualdad y respeto.

Con estas tres preguntas y tres respuestas, que no son las únicas pero sí importantes, quiero que entre todos y todas aprendamos e intentemos dar solución a un tema que continuamente es olvidado, y que incluso yo, que como hombre poseo sesgos todavía machistas, caminemos hacia la igualdad real entre hombres y mujeres.