Charo Ruano, 30 años en Amarú Ediciones

El 7 de diciembre de 1984 era viernes. Desde la distancia, una se da cuenta de que realmente éramos novatos. ¿A quién se le ocurre presentar un libro y una editorial que empieza, un viernes entre dos festivos?? No sé si había crisis o la gente se movía menos los fines de semana, pero el Aula cultural del Palacio de Garci-Grande se llenó. Es cierto que teníamos al mejor padrino posible, Don Gonzalo Torrente Ballester y que se habían mandado unas preciosas invitaciones del mismo color verde de la portada del libro y de la misma cartulina?

¿Qué recuerdo? Los nervios de Mario Martín (Librería 'Víctor Jara'), que siempre quiere estar entre bambalinas nunca en el escenario, yo me recuerdo bastante relajada, Don Gonzalo me daba tanta confianza y tanto ánimo que estaba casi segura de que mi libro merecía la pena, ilusa. Recuerdo subir la escalera y ver el salón abarrotado, en ese momento me asuste y dije: esto es por usted Don Gonzalo?y él me cogió del brazo y susurró, "no hija, a mí me tienen muy visto esto es por ti", para añadir Charito: "malo para un poeta ser tan modesto". Don Gonzalo me llamaba a menudo Charito, que conste que solo se lo he consentido a él y algunos miembros de mi familia entrados en años. Y yo no aprendí la lección, como tantas otras que me dio a lo largo de nuestra relación maestro-alumna, relación que yo consideraba inacabable porque Don Gonzalo para mí era eterno.

Cómo resumir treinta años, en unas cuantas líneas, cómo hablar de Amarú Ediciones y de mi relación con una editorial que es mi casa, mi refugio, el cielo que ha amparado casi todos mis libros, el hogar que nunca he querido abandonar, todo eso y mucho más que no se puede explicar con palabras es para mí Amarú. Porque Amarú es también la Librería Víctor Jara, es Mario, que para mí que solo tengo hermanas, es el hermano mayor, el amigo, el confidente, el editor, el que me riñe y me pone las pilas, el que me anima?y Amarú son también: Isabel, Julio, Ibán? que me aguantan, me soportan, me toman el pelo y me quieren, porque me quieren estoy segura.

Desde ese 7 de diciembre Don Gonzalo acompañó cada uno de mis libros?-Don Gonzalo tengo un libro nuevo-, pues vamos a ver cuándo tengo fecha para la presentación? Yo no sé mucho de poesía? ¿Por qué no te atreves con la prosa?, serías buena prosista?publican bien estos chicos de Amarú? Don Gonzalo siempre estuvo ahí, a mi lado, amparándome, protegiéndome, ayudándome, tan generoso, tan sabio, tan honesto. Hasta el desdichado 27 de enero de 1.999 en que falleció. Me dejó una cita pendiente, yo había quedado esa semana con él y una orfandad doble y dolorosa, porque ese mismo día solo unas horas después de que muriera Don Gonzalo, lo hacía mi padre, un 27 de enero radiante de sol y helado como solo pueden ser los eneros en nuestra tierra.

Doblemente huérfana y desolada, ¿A quién iba a enseñarle mis libros recién terminados? ¿A quién iba a consultarle las dudas?... Ese té que Fernanda preparaba y que saboreábamos lentamente mientras Don Gonzalo me iba sugiriendo este o aquel libro, esta o aquella lectura, aquella música, aquel artículo? ¡Se me quedaron tantas cosas por decirle a Don Gonzalo!

Y había un libro en ciernes que había que presentar y un vacío o dos, porque el vacío de mi padre era infinito?Y un buen amigo me habló de una profesora sevillana que daba clases en nuestra Universidad y que era un auténtico genio?Con desconfianza y con miedo me dirigí a ella, yo que siempre había tenido el apoyo de Don Gonzalo, tenía miedo ahora de que esta profesora o cualquier otra persona me dijera que no, que no iba a presentar mi libro, que no le gustaba, que no le parecía bueno? Esos miedos que te acosan cuando la sombra protectora que te ha amparado tanto tiempo desaparece y yo estaba doblemente desprotegida?Paqui Noguerol generosa y sabia, morena de verde luna y con toda la vitalidad del mundo en sus manos tomó mi libro y dijo si, si estaré contigo y desde ese momento ha estado a mi lado con cada libro nuevo.

No deja de ser curiosa esta dependencia que tengo de sentir siempre cerca a las mismas personas, cuando estreno libro, aunque haya otras, porque las ha habido. ¿Cómo no recordar la generosidad y la magnífica presentación que Luciano González Egido hizo de "Sobre el cansancio" junto a Paqui? . ¿Cómo no emocionarse ante las palabras que Antonio Colinas dedicó a "Té de jazmín en porcelana inglesa", también junto a Paqui?. O esas otras presentaciones en las que hemos compartido mesa: Mª. Ángeles Pérez López, Asunción Escribano, Juan Antonio González Iglesias y Paqui Noguerol, siempre?Sin duda soy una mujer afortunada, muy afortunada, sin duda Don Gonzalo me dejó en buenas manos. Por eso cuando se cumplen treinta años del nacimiento de Amarú con "Hicimos de la noche un largo poema", solo podía y quería contar con los que siempre estuvieron ahí, a mi lado, con los que cuidaron mis libros y los leyeron y releyeron y dijeron palabras muy pensadas sobre mis poemas. Así que Mario Martín de Amarú ediciones que no sabe gestionar los aniversarios y al que le horroriza la exposición mediática solo dijo: hay que avisar a Paqui Noguerol. Y ella con el mismo entusiasmo y sacando horas y tiempo de donde no había, ha organizado todo esto e intenta hacerme creer que me lo merezco, que Amarú y yo nos lo merecemos. "Malo para un poeta ser tan modesto" recuerdo las palabras de Don Gonzalo. Recuerdo también otras que dicen que detrás de la modestia a veces se esconde una soberbia infinita, no es mi caso se lo aseguro y creo que pueden dar fe los que me conocen.

Creo que don Gonzalo me conocía bien y sabía que me basta un libro, buena luz y un café caliente para ser feliz, todo lo demás es accesorio para mí, incluidos mis libros. Aunque a muchos les cueste creerlo. Por tanto solo puedo decir gracias, gracias, a ese par de amigos, únicos, que leen mis poemas cuando están aún lejos de conformar un libro, a todos los que desde aquel 7 de diciembre de 1984 me han acompañado, a los lectores fieles que me reprochaban que no escribiera de nuevo mi primer libro , a los que se iban incorporando con cada libro, a Amaru que siempre respetó mis deseos, mis decisiones y aguanto mis impertinencias a menudo, especialmente a Mario, mi hermano, mi confidente, y por supuesto a toda esa gente que siempre acudió a darle la bienvenida a cada nuevo poemario como si de un acontecimiento único se tratase; a Paqui Noguerol en este momento y en esta ocasión especial y a González Egido y a Antonio Colinas?Y siempre a Don Gonzalo porque si él no hubiera estado a mi lado y me hubiera dicho, me gusta lo que haces, yo seguramente nunca me hubiera atrevido a seguir escribiendo? Por eso cuando el 9 y el 10 de marzo entre en el salón de la Casa de las Conchas, estaré tan nerviosa y asustada como hace treinta años a pesar de estar en la mejor compañía? Faltarán Don Gonzalo, mi padre?no voy a hacer una lista de las pérdidas pero por favor no os atreváis a dejarme sola.

Charo Ruano