Don Quijote en nuestro tiempo

El pensamiento de Cervantes abandonó la historia y su obra esencial "Don Quijote de la Mancha" se hizo realidad en nuestro tiempo. Los protagonistas: Don Quijote y Sancho volvieron a sus andanzas, pero el mundo ha cambiado demasiado.

Sancho se apeó definitivamente de su jumento y, Don Quijote, ha desertado de su lanza; también de su rocín. El mundo se ha transformado en un laberinto. Veredas intransitables se abren hoy en la mente de Don Quijote, por cuya causa, ha comenzado a dudar de su cordura. Sigue habiendo entuertos que enderezar y agravios que deshacer. Pero, es tan grande el desaguisado, que faltan las fuerzas a nuestros personajes para abordar tan dura misión.

El mundo que Cervantes trazó para sus hazañas, se ha desvanecido por completo. En su lugar, aparece un espacio virtual, difícil de asimilar por los protagonistas. Los libros de caballería; aquellos que torcieron el juicio a Don Quijote, están condensados en un dispositivo electrónico, y el amor que dispensó a su amada Dulcinea del Toboso, acaso tenga que ofrecérselo a través de una webcam. ¡Cómo han cambiado las cosas!

La sana locura de Don Quijote, ha mutado para convertirse en locura colectiva. Hoy nadie persigue la gloria enderezando lo que se ha torcido, o repartiendo lo ilícitamente acumulado. Todos hablamos al mismo tiempo. Nadie escucha las palabras, ni siquiera para burlarse de ellas. ¿Existe algo peor que la indiferencia? Qué más da una locura que otra, si todas nos apartan de la realidad. No nos dejan soñar con lo mejor para reponer, aunque sea en sueños, el orden que falta en la realidad.

La locura de nuestro protagonista, hoy no tendría lugar, porque no sabríamos identificar donde termina el sueño y donde comienza su ofuscación. Hemos perdido el norte y carecemos de referencias. Qué mayor locura que desconocer si vamos o venimos, cuando, todos en tropel, avanzamos y retrocedemos sin saber por qué lo hacemos.

En otros sentidos, el mundo no ha cambiado tanto. Sigue la picaresca de la vida haciendo estragos en las conciencias pueriles. La Mancha, como territorio de las hazañas de nuestros personajes, es el espacio que ocupan nuestras ciudades. También hoy existen molinos de viento con apariencia de desaforados gigantes, y piaras de ovejas, como caballeros que se enfrentan a Don Quijote en singular batalla. Pero nuestro héroe, a diferencia de ayer, no pasaría de ser un personaje virtual y su polvorienta biblioteca, un dispositivo electrónico con pantalla, repleto de letras, signos y números.

Quizás Don Quijote y Sancho hayan recuperado la cordura y el resto estamos locos de remate ¿Por qué no? O no es locura apartase de la justicia y dejar que la opulencia de una minoría esclavice al resto. ¿Acaso no es locura quitar la vida a seres humanos ante una cámara para exhibir las imágenes? O permitir a ciertas Compañías Farceúticas multiplicar escandalosamente sus beneficios poniendo en riesgo la vida de miles de personas. ¿Donde está la moralidad? ¿En qué lugar se perdió el sentido común?

Seguro que hoy, Don Quijote y Sancho, no tendrían nada que hacer, porque, si ayer se burlaron de ellos, hoy ni siquiera les escucharían. Hay demasiada competencia y la locura ha dejado de ser una enfermedad ante la imposibilidad de curarla.

Este mundo virtual donde todo está comprimido es espacios que también hay que imaginar, Don Quijote y Sancho estarían perdidos definitivamente. Pero, quizá Cervantes fuera capaz de soñar, una vez más, lo ideal y conquistar la justicia y el orden para sus personajes. Es posible que pudiera dotarlos de protagonismo a través de nuevas tecnologías que no nos hacen mejores sino más competitivos.

Aún así, sería muy difícil conducirles por espacios que no existen, con cabalgaduras animadas electrónicamente y con espadas y lanzas convertidas en rayos laser. Seguro que Sancho no sería capaz de asimilar tanto progreso y dormirá, a pierna suelta, ignorando los requerimientos de su Señor.