Quiero ser emigrante

Cuando era pequeño yo le decía alguna vez a mis padres que me hubiera gustado estar en la situación de mi amigo Manuel, cuya vida era más difícil porque sus padres no le podían ofrecer las oportunidades que a mí los míos. Mi padre me decía que parecía tonto.

Para mí los emigrantes que dejan su país viniendo en patera, o debajo de un camión tantas horas para poder perseguir un sueño y ayudar a su familia son superhéroes, siempre dije que eso sí que es sacar unas oposiciones. Hemos contratado a varios y siempre he sabido que son supervivientes.

Últimamente alguna vez me he hecho la pregunta del presidente de Francia con todo el lío que ha habido, qué ha fallado en la integración de algunos.

Quizá alguien le haya echado demasiadas veces en cara que son extranjeros, pueden haber pasado el umbral de sufrimiento que lleva al rencor, las presiones desde sus países, familias u organizaciones pueden ser insoportables para ellos o sus familias.

Pero yo mantengo que es bueno mezclarse, que nos enriquece a todos conocer otras culturas e incluso religiones que nos ayuden a plantearnos las cuestiones inalcanzables de la vida y la muerte y también cómo resolver el día a día y el concepto de familia.

Supongo que el cuento de hadas se rompe cuando los fundamentalismos basados en intereses de poder, dinero o locura entran en juego.

Otro problema puede estar en los sueños que venden las parabólicas de las medinas o las chabolas. Las imágenes de confort y vida fácil, ese sueño europeo de las estrellas de fútbol y los coches caros, se identifica el éxito sólo con lo material.

Cuando han venido a trabajar y se les ha explotado, o cuando se les ha tratado mal. Pero lo no entendible es cuando lo ofrecido ha sido desproporcionadamente bueno, será minoritario pero lo hay. Yo en algún caso me molestaba porque entendía que la primera fuera la selección de fútbol de su país, pero no entendía que se alegraran de que perdiera la nuestra, pero eso es un estupidez porque a los niveles que hablamos no lo podemos considerar significativo.

Si tienen que aportar un impuesto a la Yihad, la hawala, como decía el otro día el periódico el país, o como le pasaba antes a los Vascos no lo sé . Pero me duele la psicosis que nos han creado y me aferro a las estancias en Marruecos con mis hijas y los chicos de Santiago Uno recuperando escuelas y disfrutando y aprendiendo de los pueblos bereberes y las sonrisas y lágrimas de sus niños, yo siempre les estaré agradecidos por despertarnos un corazón muchas veces dormido o manipulado.