La fuerza de la candidez

En un lugar de Salamanca al que no me he de referir, en los bajos de un emblemático lugar, en un reservado, con un equipo de amigos de los que no puedo dar más información o dar a conocer, en una cena secreta, de la secreta peña de los sksi, en una tertulia inteligente, tranquila, sosegada y perspicaz, hubo quien criticó mi candidez cuando busco, pretendo y defiendo la regeneración de la política y, tras una argumentación, más o menos alambicada, correcta o equivocada, con mayor o menor altura intelectual, en la que se establecía un camino de doble dirección entre la casta política y la casta universitaria, en un proceso de retroalimentación entre una y otra, la terminó de forma muy coloquial con un "no te equivoques, perro no come carne de perro".

Con argumentos y datos sólidos que otorgaban a la tesis de mi interlocutor una imagen de inexpugnabilidad, no consiguió convencerme pues, siendo cierto su análisis, obvió el valor humano, la ética del individuo y el poder de trasformación que tiene la necesidad de hacer las cosas de otra forma, que no diferente, eso se lo dejo a Podemos, sino de forma más ética, limpia, trasparente, coherente y honrada por el valor de la palabra dada. Si perro no come carne de perro, no se hubiera conseguido llevar a cabo la transición política de la dictadura a la democracia.

Pero, curiosamente, la frase final debió de quedarse golpeando mi neurona pues pocos días más tarde, en el programa El Trasfondo de Intereconomía de Castilla y León y hablando de la canalla que actúa al límite de la Ley y, sobre todo, en contra de la más liviana de las moralidades, uno de los periodistas que nos acompañaban volvió a finalizar su intervención con "no os equivoquéis, perro no come carne de perro"

Pues, debo de ser sumamente cándido, o sencillamente estúpido, pero soy de los que piensa que se pueden cambiar las cosas, que solo hace falta un punto de locura, las manos limpias, ganas de trabajar por los demás y ser coherente para alcanzar posiciones que te permitan demostrar que las cosas se pueden hacer de otra forma, sin necesidad de romper la baraja, que se puede demostrar que la honradez, el trabajo y la prudencia son posibles y crear controles al poder, algo que beneficia al que lo tiene y al que aspira a tenerlo limpiamente, que la democracia es un valor y que por el mal uso que se pueda haber hecho de ella no es un sistema que se deba querer destruir, que la palabra tiene una importancia que jamás podrá tener la violencia.

Estoy cansado del "sí se puede" y del "podemos" que, con la violencia, el desprecio, el incumplimiento de la norma, casta universitaria creada en un sistema endogámico y succionador del líder, sumando basura en sus huestes que no se depura sino que se comprende y defiende, como hace el PP con Bárcenas o el PSOE con sus ERES, pretende, como Hitler, alcanzar el poder democráticamente para después, como Chávez, convertir esto en una dictadura, de izquierda, pero dictadura.

Estoy cansado de las mentiras del PP que nos saca de un crisis, de la que salimos a su pesar nosotros solitos, en la que los únicos que nos hemos apretado el cinturón hemos sido la clase media, pues ellos han seguido en sus machitos con las mismas prebendas. Estoy cansado del PSOE que no acaba de saber en qué lugar está su mano, que no conoce la forma de conseguir un líder y respetarlo todos, que no respetan ni su democracia interna, cómo van a respetar la de todos.

Estoy cansado de unos Ciudadanos que defienden valores que hoy son de un lado y mañana de otro, que cogen de unos y otros para hacer un Frankestein socialdemócrata que resulta mono, pero lógicamente es muy inconsistente.

Seamos capaces de que, en defensa de la democracia, de la libertad, de la vida, de los valores, sin violencia, con la palabra, si fuere preciso, perro coma perro.

.