Acción y reacción

Cuando un sistema evoluciona hasta agotarse y caducar surge inmediatamente otro para sustituirle. Es el trasunto sociológico de la ley natural según la cual la función crea el órgano. En el ecosistema lo periclitado desaparece y se impone lo más evolucionado.

En la Europa del siglo XIX, tras los primeros ensayos de la democracia liberal nacida de la coyunda entre el capitalismo y la revolución industrial, surgieron en Europa sindicalismo y fascismo; dos movimientos que, conforme decía Ortega, siendo opuestos coincidían en lo básico: ambos ni ofrecían ni querían tener razón. Aspiraban simplemente a imponer sus opiniones.

No sé si como reacción a un pernicioso bipartidismo o generado por el propio tejido social como antígeno para combatir la corrupción nacen partidos alternativos ?Syriza, Podemos- que, sean alternativa de poder o no, de momento ya han conseguido encaramarse al gobierno griego y poner nerviosa a la oligarquía bipartidaria dominante.

En un terreno abonado por la inepcia y la corrupción surge Podemos; una formación de la que no se sabe prácticamente nada: ni programa, ni ideología, ni proyectos ni tampoco razones. En efecto, ellos no ofrecen razones ?yo no las he oído- ni al parecer aspiran a tenerlas ni a convencernos de la bondad de sus ideas ni sus razones. Parece que la única vocación de Podemos ?ya desde el propio nombre- es únicamente el PODER. Se le ha escuchado muchas veces a su líder en entrevistas y mítines: "De lo que se trata es de ganar"

Bueno. Malo en sí mismo no es. Todo político aspira por definición a la conquista del poder. Lo que resulta llamativo es lo cerquita que Podemos se ha colocado ya del poder sin esgrimir la menor razón racional ni razonable para ello. Y eso me lleva a considerar lo hartos que tenemos que estar de esta clase política que padecemos para que nos alineemos con tanta facilidad detrás de cualquier cosa que huela a limpio.

Y eso es lo que me preocupa: que al igual que en la Europa de entreguerras nos lleve a la ruina y al desastre cualquier iluminado carismático que sepa manejar el hartazgo que padecemos.

Yo deseaba con todas mis fuerzas que ganara Syriza. Mucho más por tener la oportunidad de observar que porque me pareciera la opción más noble. Ahora ya tenemos ahí al ladito un fidedigno observatorio en el que ya estamos empezando a ver datos significativos.

Falta ver si seremos capaces de escarmentar en cabeza ajena o lo suficientemente ágiles como para comenzar a remojar las barbas, pero hay una cosa que yo estoy empezando a tener clara: a quien menos beneficia la victoria de Syriza es, precisamente, a Podemos