Democracia y desinfección

Creo que es evidente que, en Salamanca, en las Comunidades autónomas y en esta España nuestra, nos encontramos con un problema endémico de corrupción que ninguno de los partidos clásicos han querido, ni quieren parar, pues, cada vez que surge el problema de descomposición, se limitan a: primero intentar taparlo, luego disculparlo, criticarlo y, finalmente, soportarlo, para automáticamente afirmar que el adverso tiene más basura que el propio; pero, ni una sola vez buscan una solución.

Que hay ladrones en la sociedad es algo evidente; que la condición de algunas personas es tendente al desvío, indiscutible; que en grupos grandes de personas alguno es un corrupto, desgraciadamente, algo irremediable y que la única forma de evitar el cambio de carril es establecer normas claras, precisas y ejemplares de circulación, así como asumir que debemos de hacer lo posible y lo que esté en nuestra mano para aplicar, sin disculpa alguna, criterios de transparencia, claridad y cumplimiento de la Ley y unos cánones éticos de actuación, pues muchas veces la ponzoña puede ser legal, pero manifiestamente inmoral.

Cuando un partido, que pretende diferenciarse de los clásicos, detecta algún foco de corrupción tiene dos modos de actuar. Uno, con dolor, asumiendo la crítica, aceptando el daño que ello le produzca, actuar de forma inmediata y sin temor contra los corruptos o los faltos de ética. Dos, como hacen los de siempre, disculpar, perdonar o incluso infamar al denunciante. Así, hemos de fijarnos en cómo actúa el PP cuando se le imputa a su tesorero, cómo lo hace el PSOE cuando se habla de los EREs, cuál es modo de reaccionar por parte de PODEMOS cuando se habla de Errejón o Tania, cuál es la acción de Ciudadanos, UpyD y cuál fue el modo de eliminar la posible irregularidad de VOX, pues ese es el test evidente de cuál es su realidad.

Una vez testados los partidos, la clave no está en qué dicen, en qué hacen, sino incluso en qué proponen para su solución y cuál es el modo de regenerar que presentan como fórmula de eliminación de la misma. Y, así, es clave, básico, fundamental, aquello que se propone para la obtención de la independencia judicial, pues sin ella y, ahora no la tenemos, es imposible tener democracia. ¿Cuáles son las propuestas respecto de los controles que se puedan establecer al gobierno, al poder? pues, por más que nos empeñemos si no se establecen controles, si nos limitamos a votar pero no a controlar y asumir el control del poder, no tendremos democracia.

Reinstauremos los controles, reconstruyamos un Consejo General del Poder Judicial independiente, profesional, y lo menos politizado posible; creemos nuevos órganos y sistemas de intervención, de vigilancia y ejerzamos no sólo la transparencia, sino la "accountability", la rendición efectiva de cuentas.

Como ya he manifestado, en reiteradas ocasiones, la democracia no es votar, sino controlar el poder y someter a este al control independiente de quienes no gobiernan pero son objeto de su gobierno.