Tragedia Griega

Seguramente no hay espacio suficiente en una columna como ésta ni probablemente tampoco esté el comentarista suficientemente capacitado para ello, pero no me resisto a decir en voz alta lo que me inspira la observación de Grecia en los últimos días.

En el escenario en que Syrinza ?vamos a convenir que se escriba así- se perfila como alternativa de gobierno cada día más clara, su más directo competidor se escinde en dos formaciones, necesariamente fratricidas, y consigue con ello atomizar aun más parte del voto que podría disputar al favorito.

El votante de Pasok, el socialista griego que, desencantado de los líderes oficiales, fuera a ejercer todavía ?en una última oportunidad- un voto disciplinado y responsable, tendrá ahora que optar entre dos papeletas diferentes para mantener su fidelidad y su coherencia. Lo tiene difícil.

Me temo que, en tal coyuntura, buena parte de los votantes tiren por la calle de en medio ?que en Grecia está más a la izquierda- y conviertan lo que podía ser una clara mayoría en una multitudinaria aclamación. Peligroso

Claro, que si yo -modesto, miope y distante- soy capaz de imaginar escenario de tales características, el protagonista de los hechos, viejo zorro de la política griega, socialista desde los coroneles y exprimer ministro, habrá sabido calibrar mucho mejor las consecuencias de su actuación. Pero, a pesar de todo, ha dado el paso. ¿Por qué?.

Cabe cuestionarse si se importa él más que Europa, más que su país, su propio partido y sus conciudadanos, si su mismidad y su santa voluntad le importan mucho más que todo el resto. Tal vez pueda alumbrar la respuesta la anécdota de que, siendo primer ministro, se separó de su esposa y se llevó al palacio de gobierno ?para convivir con ella more uxorio- a una diputada o secretaria ?no recuerdo bien- de la que decía haberse enamorado perdidamente.

Cierto es que si las prendas personales de la buena señora estaban a la altura de los merecimientos anatómicos que las fotografías testimoniaban, el enamoramiento resultaba comprensible, aunque nunca tanto como para anteponer las pasiones humanas a las tareas de gobierno.

"Si el amor no produce tragedias es un simple pasatiempo", solía responder por aquél entonces el Primer Ministro PAPANDREU cuando periodistas malintencionados le preguntaban sobre las actividades privadas del ciudadano Papandreu.

Siendo griego no podremos saber si utilizaba el término tragedia en el sentido de representación clásica de situaciones humanas o en el unamuniano de fatalidad inevitable pero, en cualquier caso, eso puede darnos idea de lo que puede haberle importado el temor de fracturar el partido y el país a la hora de decidir fundar una nueva formación política.

Y tanto si se trata del actuar volitivo de un ser racional procurando su satisfacción personal como si es el destino insoslayable, predeterminado trágicamente a cumplirse, aun sin nuestro concurso, "pal caso patatas" que diría mi Santa; es decir, la tragedia está servida.

Añadamos al escenario que desde Alemania han comenzado a despedir a una Grecia eventualmente virada a la izquierda al tiempo que desde Bruselas aseguran la intangibilidad comunitaria. Por si fuera poco el inefable Presidente del PP ?no el Presidente del Gobierno Español- se nos acerca al Partenón queriendo impartir lecciones de democracia, estabilidad y prosperidad (cuentan que el intérprete sufrió luxación mandibular secundaria a carcajada incoercible).

En tales circunstancias, ¿Qué va a pasar en Grecia dentro de una semana?... se admiten apuestas.

Pero haríamos bien en escudriñar con lupa lo que allí acontezca por si tuviéramos que ir remojando las barbas. Pareciendo evidente la similitud cronológica, política y sociológica de ambas sociedades, no descartaría yo la escisión o crisis o boutade del equivalente del PASOK griego en nuestro espectro político ?que ahora mismo no caigo quien pueda ser-.

Pero imagínense que la segunda fuerza política del país ?o tercera o primera, según la encuesta que manejemos- comparece a las elecciones fracturada ?o con claros signos de división interna-. La similitud con el caso heleno sería ya tanta que podrían trasladarse los resultados griegos del próximo domingo a nuestros comicios de primavera con total exactitud y fiabilidad.

Y bastaría simplemente con que Susanita se dedique a seguir con lo que ha venido haciendo toda la vida ?meter la pata en silencio- para que tuviéramos garantizado el espectáculo. Y la tragedia.

Lástima que en nuestro caso no será por amor.