Lápices rotos

Hace tiempo, mostré en mi columna las palabras del arzobispo de Mosúl (Irak), Amel Shimoun Nona. Ahora, después de los hechos acaecidos en el vecino país galo, me gustaría volver a mostrárselas para que las lean detenidamente, ya que considero que es el momento de releerlas con calma. Sé que algunos amigos de la "tolerancia" me tacharán de "Islamófobo", pero creo que para muestra un botón.

"Nuestro sufrimiento es un preludio del que vosotros, cristianos europeos y occidentales, sufriréis en un futuro inmediato". Y sus palabras de angustia son una llamada a la sociedad occidental: "Por favor, tenéis que entendernos. Vuestros principios liberales y democráticos no tienen ningún valor aquí. De nuevo, debéis considerar la realidad de Oriente Medio, pues estáis dando la bienvenida a un número creciente de musulmanes. También vosotros estáis en peligro. Debéis tomar decisiones valientes y duras, incluso al coste de contradecir vuestros principios. Creéis que todos los hombres son iguales, pero no es cierto: El Islam no dice que todos los hombres sean iguales. Vuestros valores no son sus valores. Si no entendéis esto pronto, seréis víctimas de un enemigo al que habéis dado la bienvenida en vuestra casa".

Mariano Rajoy, ha salido en los medios hablando de tolerancia, de igualdad, palabras secundadas por todos o casi todos los partidos políticos, pero sin embargo se vigilan todas y cada una de las mezquitas y a los oradores que en ellas rezan, ¿por qué?, ¿son la mezquitas un caldo de cultivo para terroristas?

Los lápices en ristre es un símbolo de repulsa de un acto incivilizado en un país civilizado pero, no se engañen señores, estamos en guerra contra un enemigo feroz que no tiene miedo a la muerte y nuestros actos simbólicos y demás manifestaciones sociales, que tiempo atrás sirvieron para atajar la lacra de ETA, no sirven en absoluto con individuos fanáticos que se encuentran en un plano completamente diferente de nuestra sociedad. Es el momento de replantearse nuestras leyes, ya que me temo que ellas mismas serán el motivo de nuestra indefensión.