Miedo no, pánico

En la mañana del primero de año, nos despierta el señor De Guindos con esta fresca: "Se ha perdido el miedo a perder el puesto de trabajo". No dijo dónde, me imagino que en España, porque lo decía desde la alcachofa de un medio de este país. Y tiene razón por dos motivos: porque quien haya perdido el empleo, ya ha perdido el miedo a perderlo y, en segundo lugar, porque quien tiene trabajo, el miedo a perderlo ha subido tres peldaños en la calificación léxica, es pánico lo que siente, pavor, temblor o escalofrío.

Y soltó otra fresca, - digo lo de fresca, porque, a esa hora, estábamos a cinco bajo cero -, "Podemos es la combinación de la crisis con la corrupción". ¡Toma castaña que te la da el chache de Valladolid!, como decía un paisano mío, cuando te comía la reina en la partida de ajedrez. "Podemos", toda una combinación de crisis y corrupción ¡Buen potingue! ¿Y dónde se colocan ellos? ¿En el limbo de los justos o a la derecha del padre?

Pasa, por ser sincero, que el miedo se ha trasvasado: se ha quedado en ellos, y, a los demás, nos ha invadido el pánico. Miedo, en ellos, a perder su fiambrera y sus chollos; miedo- dardo que quieren inyectar en nuestra voluntad, porque será el crujir de dientes, - según su lenguaje bíblico -, si entran otros perversos y endemoniados señores de coleta e intelecto.

Estas prédicas envenenadas con que nos obsequian cada instante del día, me recuerdan el partido televisado entre España y Rusia, hace ya muchos años. El casino de mi pueblo estaba a rebosar y, de pronto, salta uno: "¡Ay, la mar, si no tienen cuernos ni rabo!

Cuando habla esta gente pausada, ceremoniosa de ceremonia, de fe profunda, de esa que cree lo que no vimos y de altos copetes, me viene a la mente la imagen de aquellas excursiones infantiles o de niño adolescente, cuando el conductor frenaba el vehículo por lo de las curvas de la carretera o por el abismo que se perdía en el abismo: "Ahora que vamos despacio, vamos a contar mentiras: por el mar corren las liebres; por el monte, las sardinas?"

Ignoro si a vosotros os ocurre igual.