2015: un año emocionante

Comenzamos un año apasionante. Siempre lo es un año electoral. Y este 2015, además de serlo por partida triple ( municipales, autonómicas y generales) encierra la emoción general de saber qué va a pasar ante la incertidumbre que está generando Podemos. El partido de Pablo Iglesias está siendo como un volcán a punto de estallar. El "aperitivo" que supuso el resultado de las elecciones europeas sólo fue un apunte, un atisbo, de lo que puede pasar ahora.

Todos los partidos estás "nerviosos", vamos, sus dirigentes, incluso los militantes, es más, todos los votantes. Nadie se atreve a predecir nada excepto que el bipartidismo puede tocar a su fin. PP y PSOE pueden vivir un momento histórico a la baja, pero tan a la baja, que pudiera ser que tuvieran que empezar a hacer las maletas. Los resultados de las encuestas que han salido hasta ahora suponen un vuelco sin precedentes: un joven con coleta puede cambiar el mapa político justo en medio de una crisis monumental, y justo también cuando según algunos datos macroeconómicos ( al margen las declaraciones optimistas o irreales de Mariano Rajoy) indican que las cosas empiezan a cambiar para bien.

Nunca sabemos si los hechos son como nos lo cuentan los gobernantes, porque para ellos no decir la verdad completa es gratis, y mentir incluso, pero lo que percibimos es que las cosas algo han mejorado, al menos para una porción de ciudadanos, aquellos que han encontrado trabajo, por ejemplo, o para aquellos sectores económicos y empresariales que están viendo el futuro con cierta esperanza al empezarles a llegar el crédito.

Pero Podemos ha pasado de ser una anécdota a estar por completo en la vida de todos. Porque todos dependemos de los resultados electorales que obtenga esta formación que en estos momentos ya está por todas partes. No sólo en las tertulias de las televisiones, auténtico subparlamento nacional, sino en también en las conversaciones de familiares, amigos y conocidos. Unos consideran que Podemos, a la hora de la verdad, no recibirá el respaldo que dicen las encuestas, pero otros, una mayoría según propia experiencia, se decantan porque Podemos tendrá un gran respaldo. En el PP consideran que millón y medio de sus votantes lo harán a Podemos, y del PSOE otra cantidad parecida. Por supuesto, IU puede quedar tullida. Hasta las personas más metidas en el sistema dicen que lo que han hecho socialistas y populares, corrupción tras corrupción, se merecen un castigo.

Algunos dicen que se puede pasar de un cuarto de ratas a otro de serpientes, pero eso a la hora de la votación no parece importar. Primero quieren el castigo y después que salga el sol por donde quiera. Se sabe que los de Podemos prometen montes y morenas, lo imposible, y que no tienen ningún esquema económico adecuado a la realidad que nos circunda, que sólo piensan en dar pero no cómo recaudar ( eso de quitarle más a los ricos es una quimera) y porque populista o no la realidad es que es mucho más fácil siempre predicar que dar trigo.

Podemos, sea como fuere, está metiendo el miedo en el cuerpo de todos. Un miedo que si consigue lo que se dice puede convertirse en un nuevo mundo. ¿Qué pasará? ¿Qué dirán los miembros de la Unión Europea? ¿Qué pasará con nuestras instituciones tan "acendradas"? No podemos olvidar que España es un país, desde siempre, dado al extremismo, desde el clima a la política; aquí siempre andamos de un lado para otro, del todo o nada, y muchas veces hemos pasado de lo mejor a lo peor, y viceversa. Somos así, con un componente psicológico muy claro, al margen de realidades.

Las municipales pueden suponer un cambio muy espectacular, tanto en los ayuntamientos como en las diputaciones. De hecho en Castilla y León el PP cree que lo único seguro es que ganará las autonómicas, y que gobernará la Junta, pero en ciudades como Valladolid, León, Burgos, Salamanca o Zamora puede pasar de todo. Y lo más lógico, dado el cabreo general, es que pase. Lo que ya de hecho supondrá otro panorama aunque Podemos se presentará con otras marcas. Y en cuanto a las autonómicas ya veremos, aunque el PP tiene un gran colchón y será difícil que caiga al abismo, con Juan Vicente Herrera, o sin él.

Autonómicas y municipales serán la piedra de toque. Después, a finales de año, llegarán las generales. Y ahí, ya visto lo visto, puede arder Troya. Lo importante es que, pase lo que pase, los ciudadanos seremos los responsables de los resultados. La democracia eso es: acertar o equivocarse. Pero eso sólo se sabe con el tiempo. ¿Acaso populares y socialistas no nos han engañado muchas veces presentando programas que al día siguiente han dejado de cumplir? ¿Podemos no podría entrar también en el sistema y ser un lobo menos feroz de lo que parece?

En fin, que las urnas nos digan lo que nos tengan que decir. Algunos, personalmente, sólo queremos lo mejor para el común, para nuestros hijos, para nuestras familias, para nuestros amigos, para todos. ¡Que el cielo nos ilumine! Me niego a ser pesimista. A mi 2015 me parece un número muy bonito para vivir si no peligrosamente, sí intensamente. Muy intensamente. A ello nos aplicaremos lo mismo en Castilla y León, que en Cataluña, que Madrid, que en Andalucía o por cualquiera de esos mundos internacionales. Suerte y salud para todos, eso sí.