La antigua Plaza del Mercado se reinventa con 5.112 euros

Aún recuerdo mi niñez, cuando los sábados por la mañana mi madre me mandaba a comprar el pescado a un mercado abarrotado de puestos, de vecinos asiduos y visitantes ocasionales, del olor a frutas y verduras mezclado con otros mil que le daban un aroma característico, del trasiego en las calles adyacentes con multitud de prósperas tiendas de todo tipo.

Durante los últimos años hemos ido viendo la caída en desuso de la plaza del mercado de abastos situada en la calle Mansilla de nuestra localidad. El céntrico barrio de San Juan se ha venido viendo cada vez más despoblado, con casas semiderruidas o derrumbadas por completo y convertidas en tristes solares, que con la crisis se han convertido en prácticamente imposibles de llenar, una muestra de que el centro de nuestra ciudad se muere.

No obstante, en medio se sigue alzando el edificio del mercado, imponente y lleno de posibilidades que ahora está siendo restaurado con la idea de ponerlo en valor para poder darle un uso lúdico, de momento conviviendo con los puestos que perviven.

La rehabilitación envolvente térmica del acristalamiento le está dotando de luz y color, aprovechando los antiguos pavimentos se han creado espacios de proyecciones y biblioteca, el primer piso se utilizará para salones de informática, salas polivalentes y de juegos y en la parte baja se tiene previsto hacer un café bar con terraza cubierta, para poder aprovecharla en los largos inviernos bejaranos.

La puesta en valor de este espacio le está costando al Ayuntamiento 5.112 euros, lo cual no es mucho para un espacio joven que puede ayudar a la revitalización de esta zona deprimida de la ciudad. Deseamos que sea el primer paso para que se trabaje en esta línea, siguiendo el ejemplo de otras ciudades que apuestan por los centros históricos, preservando el patrimonio cultural y etnográfico para poder ser disfrutado en un futuro, sobre todo si se pretende apostar por Béjar como ciudad turística, pues al amparo de la Covatilla vendrán visitantes demandantes de una oferta compleja y alternativa que complete su tiempo de ocio al acabar la jornada deportiva y alargue sus estancias en la ciudad, a quienes tenemos que ser capaces de interesar para que estas estancias reviertan en desarrollo económico para la zona.

El alcalde que se implique, que apueste por salvaguardar nuestro patrimonio se ganará un lugar en la HISTORIA

Sin embargo, no es suficiente con hacer obras, nuestros dirigentes deben tener la capacidad, formación y sensibilidad suficientes para ser capaces de darse cuenta de que las intervenciones en el casco histórico deben estar dirigidas por técnicos competentes que vayan más allá del arquitecto municipal, que preservar lo autóctono, lo que nos hace singulares, requiere de un personal muy especializado que sepa distinguir lo que tiene valor patrimonial; no en vano, cualquier intervención en un espacio declarado "casco histórico", debe estar supervisada por un arqueólogo, según marca la Ley General de Patrimonio de 1985 y sus modificaciones posteriores, legislación que hasta ahora no se ha tenido en cuenta en la ciudad, lo que ha llevado a intervenciones sin orden ni concierto que se han llevado por delante importantes tesoros arqueológicos irremplazables de nuestro patrimonio.

El alcalde que se implique, que apueste por salvaguardar lo nuestro, que se convierta en proteccionista, que tenga visión de futuro más allá de las siguientes elecciones municipales, que sea capaz de visualizar que el patrimonio histórico y cultural es un recurso turístico de primer orden para cualquier pueblo y complementario de muchos otros, se ganará un lugar en la historia de Béjar.