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Un cuento de Navidad
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DESDE LA NIEBLA

Un cuento de Navidad

Actualizado 30/12/2014
CALDERÓN

CUENTO PARA REFLEXIONAR EN NAVIDAD

Caía la noche del 24 de diciembre, el recuerdo al nacimiento de Jesús hacía que las mejores familias, las adineradas, sacaran a relucir sus ricos ajuares, todo estaba perfectamente preparado en la casa de esta acomodada familia, el comedor resplandecía bajo la luz que las arañas dejaban caer sobre el blanco mantel de lino, heredado de otras generaciones, bordado por manos monjiles, donde incrustaron delicadas puntillas, formó parte del ajuar de la bisabuela cuando se casó con el indiano, y la familia comenzó a ser ?verdaderamente rica- sabrosos manjares, originales adornos, daban distinción y clase -era una noche especial-

Suena el timbre y aunque infrecuente, sale a abrir la dueña de la gran casa

Un niño rubito, de grandes ojos azules, con los dientes paletos a medio crecer, le dice en voz bajita y entre vahos de niebla:

Traigo una buena noticia: esta noche el Señor hecho Niño viene a visitaros.

La señora se puso la mar de contenta, no había creído que esto fuera posible, y por si no fuera suficiente el banquete que había preparado, lo engrandeció.

-Sacad las mejores añadas de vinos, los mejores champanes, que todo resplandezca, ya que el Niño Dios va a cenar con nosotros ¡ me siento muy feliz, que el Niño Jesús se acordara de mí!

De repente vuelve a sonar el timbre. La señora creyendo que el niño rubito -que trajo tan buena noticia- algo se le habría olvidado, no duda en volver abrir la puerta, pero la sorpresa fue grande

Una mujer mal vestida, de rostro oscuro con mucho dolor y sufrimiento se le acerca:

-Por favor señora estoy casi a punto de dar a luz, pero aun puedo hacer algún trabajito, tengo mucha necesidad.

-No puedo recibirla, otro día vuelva, hoy espero algo muy importante, ademas no son horas de molestar, ¡vaya!, ¡vaya a otro lugar! .Agitaba la mano indicando que se fuera pronto.

Al rato llama a la noble puerta un hombre, con buzo de trabajo, muy raido y manchado de pintura.

-Señora por favor, me he quedado sin empleo, podría ayudarme, dejando que pinte las verjas de su mansión, o todo lo que necesite una mano de pintura, soy bueno y soy honrado.

Muy enfadada la mujer le responde

-Usted que se cree que mi casa es una ONG, por favor no ensucie con su mugroso mono mi alfombra de entrada, espero invitados ¡muy!, ¡muy importantes!, saque sus sucias botas de aquí.

Eufórica la señora abría latas de buen caviar, y ¡hasta se puso a preparar cocteles!

De pronto escucho ruido fuera de casa y no dudo en abrir, creyendo qué eran los vecinos que aplaudían a la llegada del Niño. ¡Desilusión!, lo que sus ojos vieron fue un niño harapiento, con moquitos cayendo hasta su preciosa boquita, un gorro gastado cubría la cabecita, y ni un mal abrigo le daba calor, en una noche especialmente fría.

-¡Señora buena!, deme un plato caliente, tengo mucho frío.

-Anda niño, saca, no hemos empezado comer y ya estás pidiendo lo que sobra, vuelve mañana.

Ya todo estaba listo, la familia reunida en torno a la mesa, muy emocionada, esperaba la llegada del ilustre niño, las horas pasaban y nadie llegaba, Jesús el Hijo de Dios no aparecía, cansados por la larga espera comienzan ( sin mucho apetito) a degustar las viandas que ya estaban frías, y las bebidas calientes. Pronto el sueño hizo acto de presencia, y todos se fueron desilusionados a dormir.

A la mañana siguiente, el despertar, la señora ve a los pies de la cama, el niño rubito de grandes ojos azules, y medios dientes paletos.

-¡Me has mentido, mal niño!, ¿por qué jugaste con mi inocencia? ¡el Niño Jesús no ha venido!- gritó al pequeño-

-No señora, los ángeles no mentimos, fue usted la que no supo ver a Jesús ¡y mire que llamo tres veces! , venía en el vientre de la mujer embarazada, en el hombre que pedía trabajo, y en el niño que solo pidió un plato caliente de comida

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