Lo que tú defraudas, lo pagamos todos

Estos días, mezclados con los mensajes de paz y amor navideño, cobran especial relevancia los actos económicos de nuestros representes públicos. Días de compras, de mejora de la actividad comercial, de la aparición de nuevos negocios, de confianza del consumidor y de las expectativas de ventas, en definitiva, la mayor de las ilusiones que necesitan las empresas.

Entre esta actividad, días en las que se mueven millones de euros, el enriquecimiento ilícito, la defraudación a la Hacienda Pública, el blanqueo de capitales, la financiación ilegal, malversación de fondos públicos son actos que están conviviendo con el nacimiento de Dios y la llegada de la luz de la esperanza. Con ello no me refiero a Felipe VI tras su primer discurso y sus bondadosas palabras, solo valorables tras muchos años de reinado y no oportunistas frente al actual estado económico-político.

Tras el "lo que tú defraudas, lo pagamos todos" no sólo está el esfuerzo de un juez, el juez Castro, sino el de toda una sociedad que ansía como el maná que la situación económica mejore. ¿Cuánto necesita un joven emprendedor para poner en marcha su negocio? Probablemente mucho menos que los 2,6 millones de Euros que se le imputan a la Infanta en su delito fiscal, los más de 50 millones que rodean el caso Bárcenas y la caja B del PP Nacional, de los más de 500M? robados a la sociedad catalana por parte de sus "molt honorable" hombres de la burguesía catalana (la familia Pujol ya apunta a una trama de 250M?, CiU a casi 100M? por su 3%, otros casi 10 M? repartidos entre 2 en el caso Palau y suma y sigue) y a todo ello, la guinda del pastel: los 1.000 millones de euros de la Junta de Andalucía con los EREs, la financiación a sindicatos y todo su entramado de cargos públicos con dinero que ocultar entre sus papeles de cartera. Pero mucho más suman también todas las microfinanciaciones que aportan las empresas concesionarias y adjudicatarias de ayuntamientos por toda la geografía nacional, de la que Salamanca, últimamente, tampoco parece haberse librado.

Dejo a un lado, por su función privada, los casos de las Cajas, si bien, con todos nuestros impuestos se sostuvo su maniroto sistema con oportunistas cabezas dirigentes.

Lo que un joven empresario reclama es apoyo económico y financiero directo mediante la reducción de la carga impositiva. Los actuales niveles de peso tributario solo están sirviendo para mantener un sistema corrupto. Tan corrupto por los que lo dirigen como por los que miran a otro lado, como cita el juez Castro en su auto contra la Administración Tributaria.

Todos los casos a los que me he referido son dañinos para la moral emprendedora de nuestros jóvenes porque siente que todas las administraciones representan claramente el abuso de poder y la bacanal financiera institucional. ¿Qué pedir a esta administración que se corre estas farras con nuestro dinero? A pie de calle se demanda: menos IVA, proporcionalidad entre gravamen y objeto tributario (que no se pague 10 de impuestos por algo que cuesta 12), seguros sociales más bajos para trabajadores por cuenta propia y ajena (sobre los de ajena clama al cielo que el Gobierno marque un salario mínimo de 648,60? y el pago de sus seguros sociales 490?, es decir, cobra casi tanto la administración por el asalariado que éste por su trabajo). Todo esto trae como consecuencia la baja contratación, contrataciones irregulares y un sinfín de "lo que tu defraudas, lo pagamos todos".

Otro ejemplo ha sido la convocatoria de "Préstamos destinados a financiar proyectos empresariales en Castilla y León" de la Junta con un presupuesto de convocatoria de 50M? y un sorprendente plazo de solicitud de ¡5 días! Del 25 al 30 de octubre de 2014.

El apoyo a la iniciativa emprendedora pasa por ser más limpio en el trabajo de la administración, a que nuestros representantes públicos hayan pasado por la actividad privada y sean más conscientes de lo que significa malgastar el dinero público, el que ayudar a los empresarios amigos supone exiliar a jóvenes al extranjero donde la moral parece más limpia. En definitiva, a valorar el esfuerzo de miles de jóvenes que quieren poner en valor su formación, sus conocimientos, su valía en un proyecto empresarial y no sólo tenerles en cuenta a efectos de que miles de autónomos son sinónimo de pocas huelgas, porque, como ya he defendido anteriormente, los emprendedores no salen a la calle a protestar, tienen negocios de los que preocuparse; pero cuidado, si tendrán 20 minutos de su tiempo un domingo en acercarse a su colegio electoral.