Maltrato II

Refería en mi anterior columna sobre este tema que el Maltrato se ha convertido en un problema de Salud Pública endémico y, según las estadísticas, parece evidente que no se le está dando una respuesta adecuada, dado que un alto porcentaje de las mujeres que habían denunciado a sus compañeros no tenían protección y, en consecuencia, no se habían previsto ni ejecutado las medidas adecuadas para evitar el fatal desenlace que luego se ha producido. Es decir, ha fallado la prevención y la protección.

La pregunta que cabe hacerse, ¿ por qué a esas mujeres no se les habían dispuesto las medidas de protección previstas al efecto?. Tengo entendido que el proceso es el siguiente: comienza con la valoración policial del nivel de riesgo (con cinco niveles, extremo, alto, medio, bajo y no apreciado) y este se lleva a cabo mediante un cuestionario estandarizado en el que la mujer responde a una batería de preguntas sobre el agresor, su relación con él y episodios de violencia vividos. Del resultado de este test dependen las medidas de protección.

El proceso que conlleva cualquier diagnóstico precoz se basa en protocolos que tienen que tener básicamente dos características, sensibilidad y especificidad. La primera trata de identificar y recoger todos los casos en riesgo y susceptibles de padecer el evento ?el maltrato- con el objetivo de que no se escape ningún caso y se proteja a todas las mujeres en riesgo. Al protocolo del ébola, por ejemplo, le faltaba sensibilidad ya que el paciente tenía que tener fiebre de más 38,6⁰ C para ser incluido en observación y vigilancia. Si en el cuestionario mencionado tener fiebre fuera lo único sería muy sensible y recogería un excesivo número de casos. La especificidad trata de dejar fuera a aquellos casos que no sufren el evento, es decir, el maltrato. Generalmente este parámetro se obtiene mediante pruebas o evidencias que en el caso del maltrato son las heridas, las contusiones y otras alteraciones cutáneas no contemplándose lo que no se ve a simple vista como el maltrato psicológico. Por este motivo parece imprescindible que la recogida de datos pase por una entrevista realizada por profesionales con entrenamiento en comunicación y maltrato.

Una vez seleccionadas las mujeres que lo sufren lo siguiente sería estratificar el riesgo, es decir, determinar las posibilidades de sufrir actos violentos que puedan llevarla a la muerte. Esta primera fase (detección Casos) debe realizarse por expertos y con un cuestionario estandarizado realizado por expertos; pero la estratificación del riesgo y, sobre todo, establecer el ¨riesgo extremo¨ y ¨alto riesgo¨ debe hacerse con un equipo multidisciplinar con experiencia en el tema, psicólogos, trabajadores sociales, policías y/o guardias civiles y otros del sector. Esta forma de trabajo así es propia del siglo XXI y ya han ocurrido demasiados fallos y éstos han ocasionado demasiadas consecuencias: cada vida pérdida es una lacra social. Desde que se puso en marcha la ley de protección integral contra la violencia de género en 2004 y, aunque es un tema complejo, se avanza; pero se hace muy despacio y sus resultados actuales no son propios de un país civilizado como el nuestro lo que ocasiona una pérdida de confianza en el Sistema y las víctimas se sienten indefensas y desprotegidas.

Esperemos que los resultados mejoren por el bien y la Salud de muchas mujeres...

JAMCA