Los saboteadores

El sabotaje es una técnica muy empleada y conocida en el arte de la guerra e incluso en las relaciones humanas. Sabotear con eficacia es impactar en la línea de flotación de estructuras y sistema de tal forma que resulten ineficaces para su fin.

Uno se puede esperar ser saboteado por sus enemigos, contrincantes, oponentes o competidores, pero no resulta tan esperado por quienes aparecen como aliados o amigos. En estos casos las defensas no es que estén bajas, es que no existen, pues no esperar un ataque de quien está prometiendo fidelidad y respeto.

Pero lo que la mayoría de la gente no toma en consideración es el "autosabotaje", o la capacidad que tiene la mente humana de torpedearse asimisma en cualquier momento o circunstancia. No hacen falta enemigos o amigos desleales, basta con mirar dentro de nosotros mismos para encontrar al saboteador por excelencia.

Relacionarse con el saboteador interno no es fácil para la mayoría de la gente pues de entrada no saben ni que existe. Sencillamente admiten sus diálogos internos, juicios y perspectivas como algún propio, pues el nivel de identificación con la voz del saboteador es muy alto.

Durante muchos años mi mejor consejero fue este personaje o voz que siempre estaba dispuesto a darme lo que entonces consideraba una fuerte dosis de realismo. Cualquier emprendimiento o iniciativa que no contara con su aprobación podría verse abocada a sus demoledoras actuaciones posteriores hasta que acababa totalmente con la iniciativa, el sueño. Encontraba grandes aliados en algunas personas que me rodeaban y que reforzaban sus argumentos y creencias provocando una barrera infranqueable que me impedía avanzar hacía lo que consideraba era mi verdadera misión y destino. Aún permanece a mi lado, aunque despedido del consejo de administración de mi vida como consejero, aparece de vez de cuando y provoca sentimientos muy contractivos y limitantes, precisando para evitar su eficacia bastantes dosis de fe y esperanza. No es extraño que esta semana elija escribir sobre él pues lo tengo muy reciente.

El saboteador viene a nuestras vidas para verificar como estamos de guardia, como estamos de conscientes y cuales con las motivaciones que verdaderamente nos mueven hacía el destino que hemos marcado. Si nos vence es que no estamos actuando desde el centro, estamos siendo arrastrados por alguna motivación de poco peso y trascendencia. Si lo vencemos es que nuestra guardia es alta, las motivaciones siguen en pié, como fortalezas, de ahí la FORTALEZA como virtud, y, la consciencia, ha reportado la sabiduría que ha impedido la identificación con el saboteador.

El camino siempre estará lleno de saboteadores. Más son los internos los que más eficacia nos restan. Saber identificarlos y apartarlos de nuestra vida es una tarea que se emprende desde la consciencia y sin ella sencillamente no existen y por ello seguirán torpeando la vida en su misma línea de flotación.

No es extraño que en el Cristianismo la Fortaleza sea una virtud cardinal. Si quieres fortaleza, encuentra e identifica a tus saboteadores internos.

SIEMPRE ADELANTE.