Gemoterapia

En los mercadillos que suelen tener lugar a lo largo de la geografía de nuestro país, no es raro encontrar puestos en los que se venden piedras, minerales y fósiles, entre otros elementos. Son estos los que, como norma general, mas visitantes tienen, pero donde menos movimiento de monederos se aprecian. En muchas ocasiones nos sentimos atraídos por una determinada piedra, quizás sea por su nombre, por su color, brillo, belleza especial, o no terminamos de saber cuál es el motivo, pero el caso es que nos hemos fijado en una en concreto. Voltaire afirmaba que "lo que llamamos casualidad no es, ni puede ser, más que la causa ignorada de un efecto desconocido".

Quien más, quien menos, en todas las culturas conocidas, las gemas y minerales han sido utilizados como amuletos, para alejar el mal, o atraer la abundancia, empleándose actualmente para la curación de dolencias físicas y psíquicas y para lograr el equilibrio energético en los seres humanos. Ese color, brillo, o belleza especial han hecho que sean codiciadas, regalos ideales para dioses y reyes. Recibe el nombre de Gemoterapia la utilización de las piedras, cristales, cuarzos y gemas para la sanación de todos los estados sutiles del ser humano, físico, psíquico y espiritual. De hecho, intuitivamente, el sitio para llevarlas es junto al cuerpo, combinadas con metales preciosos como el oro y la plata, que también aportan su propia cualidad energética.

Unas gemas que han crecido a lo largo de millones de años en el seno de la tierra, y, por eso mismo, se cree que aportan la fuerza protectora, fortalecedora y nutritiva del planeta a nuestro organismo. Todos los cristales poseen vibraciones moleculares y atómicas sumamente intensas, que interfieren en la vibración de otros cuerpos, alterándolos. Esa energía es utilizada, por ejemplo, en los mecheros electrónicos para provocar la chispa, mediante un proceso llamado piezoelectricidad; en los ultrasonidos usados en medicina se utilizan igualmente un determinado tipo de cristales; los relojes de cuarzo, o rubís, están basados en la medición de las vibraciones de estos cristales.

Obviamente, aceptar que las piedras son seres de la tierra y, por tanto, manifestaciones físicas de la energía del Big Bang, puede sonarnos extraño, pero es el axioma de la Gemoterapia. Los minerales y gemas están llenos de energía, con memoria y cualidades propias, lo que hace que tengan su propia identidad. Es imposible encontrar dos piedras iguales, y, como nos pasa a los humanos, la conexión energética varía dependiendo de con quién te encuentras: cuando te presentan a alguien, puede caerte bien o, por el contrario, puede no hacerte gracia; el caso es que nos sentimos más conexionados con unos más que con otros, que es lo que nos pasa con las gemas. Y no sólo la Gemoterapia se basa en estas resonancias energéticas: el reiki, la termoterapia, etc., también se basan en ello. Otra gente cree en amigos invisibles que están pendientes de lo que ellos hacen? para castigarlos.