Debilidad del Gobierno

El Jefe del Estado Mayor del Ejército, don Jaime Domínguez Buj ha venido a decir que cuando los gobiernos son débiles crecen los nacionalismos. Se ha intentado montar un revuelo por sus declaraciones que ha sido rápidamente atajado por el Ejército.

Se ha hablado en los últimos meses de que hay que cumplir la Ley y que todo cabe dentro de la Constitución, de la que todos hablamos pero nadie parece haber leído. Efectivamente hay que cumplir los preceptos constitucionales, pero todos, no solo aquellos que interesan a los gobiernos de turno en cada momento, y cabe aquí, entonces, recordar el artículo 8 de la Constitución Española: Las Fuerzas Armadas, constituidas por el Ejército de Tierra, la Armada y el Ejército del Aire, tienen como misión garantizar la soberanía e independencia de España, defender su integridad territorial y el ordenamiento constitucional. Está claro el mandato de la Constitución, pero siempre que se invoca dicho artículo se tacha de golpista a quien lo hace pensando en una involución que nadie ha mencionado. Pero hay más, el artículo 155 establece con claridad que si una Comunidad Autónoma no cumpliere las obligaciones que la Constitución u otras leyes le impongan, o actuare de forma que atente gravemente al interés general de España, el Gobierno, previo requerimiento al Presidente de la Comunidad Autónoma y, en el caso de no ser atendido, con la aprobación por mayoría absoluta del Senado, podrá adoptar las medidas necesarias para obligar a aquélla al cumplimiento forzoso de dichas obligaciones o para la protección del mencionado interés general.

La debilidad del gobierno de Rajoy es manifiesta, pero nos engañaríamos si no reconociéramos que los gobiernos de Suarez, González, Aznar y Zapatero (el gobierno de Calvo Sotelo fue tan efímero que no le dio tiempo a manifestarse), es decir, todos los gobiernos de la democracia, se han mostrado con absoluta debilidad ante los gobiernos catalanes, pensando, erróneamente, que así contentaban las aspiraciones de los independentista, sin darse cuenta que solo las retrasaban pues el fin último de cualquier independentista es la independencia y no se conformarán con ningún sucedáneo. Ese es el mismo error que ahora pretende cometer Pedro Sánchez con el blindaje de ciertas competencias. Se les permitió que en el territorio nacional no pudieran rotularse los comercios en la lengua del Estado, que los padres no pudieran elegir en qué idioma se educaba a sus hijos e incluso que se sancionara a niños por hablar castellano en el recreo con otros compañeros, que solamente se hablara y se rotulara en catalán cuando la Ley establece que se haga en los dos idiomas? y así un sinfín de ilegalidades que culminaron con pasarse por el arco de triunfo (con perdón), o por el de la Moncloa, las sentencias de los distintos Tribunales, incluido el TSJC cuyos componentes han sido nombrados por CiU en su mayoría.

Y hasta aquí hemos llegado. El presidente Mas, con altanería y arrogancia, no exenta de cierta chulería, ha declarado que él es el responsable del incumplimiento de las sentencias del TC, él y su gobierno. Pero nada hubiera ocurrido a no ser por las presiones, primero de los antiabortistas que le han advertido de una pérdida importante de votos, y después por el ala dura del PP que se han visto engañados y defraudados por un Rajoy que manifestaba con absoluta certeza y autoridad que la consulta no se celebraría. Pues se celebró. Como consecuencia, las declaraciones del JEME y las manifestaciones callejeras si pretende mantener su autoridad a través de los Tribunales.

Por último, ¿por qué no se investiga quién subvenciona la ANC y a la Sociedad Civil Catalana? Tal vez hubiera abundante malversación de fondos públicos de una y otra parte.