Mi hijo no quiere leer, ¿por qué?

Dice Fernando Báez, escritor, activista y experto en bibliotecas, que" los libros no deben llegar a los niños; los niños deben llegar a los libros. Por curiosidad, por placer, por interés especial, porque sí. Y en este sentido no hay claves, no hay leyes. El placer de la lectura no se decreta: se despierta. No se determina: al igual que la vocación, es un asunto de fe (?) El afecto por los libros es un privilegio que pertenece a los dominios de la mística. Una biblioteca bien dotada en la escuela, la publicidad televisiva o radial más costosa, no tiene a menudo el poder del comentario frugal de un amigo o el encuentro directo, ocasional, inédito, con una historia maravillosa y puntual".

¿Qué pasa cuando este binomio niños- libros no funciona correctamente? A veces esta conexión tan mágica y placentera no se realiza con facilidad, y existen multitud de padres y madres preocupados porque su hijo o hija no quiere leer.

Últimamente hemos recibido varias consultas relacionadas con este tema, y es que a veces es difícil fomentar el gusto por la lectura. No todos los niños presentan el mismo desarrollo lector ni las mismas habilidades de lectoescritura, y esto puede deberse a distintas razones. El verdadero sentido de leer no consiste sólo en su aprendizaje, garantizado por una educación de base, sino en querer leer, de modo gratuito y libre. Esta perspectiva confiere al trabajo de estimulación del hábito de lectura una idea de proceso que se inicia en las primeras edades pero permanece a lo largo de los años y siempre tiene a la familia como puntal. Por eso, como padres es imprescindible poner los medios para lograr que los niños lleguen a los libros.

Si cada vez que invitáis a vuestro hijo o hija a leer demuestra poca concentración, a los cinco minutos está aburrido y reclama otra actividad, probad a ofrecerle textos más cortos y directos. Usad álbumes ilustrados, un género de la literatura infantil en el que tanto el texto como la imagen tienen el mismo peso, y no se pueden entender el uno sin el otro. Experimentad con otras tipologías como el cómic o incluso los libros- juego, convirtiendo el momento de leer en una sorpresa que invita a jugar, interactuar y descubrir.

Si creéis que la aversión a la lectura puede tener origen en un problema más serio relacionado con la falta de comprensión o con algún trastorno del lenguaje, hablad con el profesor y buscad una solución común desde el hogar y desde la escuela. Trabajad de forma conjunta en busca de una solución necesaria, sin perder tiempo. Vuestro hijo o hija lo agradecerá.

Si detectáis que no disfruta leyendo porque siempre está pensando en otras cosas, en problemas de casa o del colegio, ayudadle a buscar libros que le puedan ayudar emocionalmente. Buscad el consejo de libreros o bibliotecarios. Hay un amplísimo abanico de títulos de literatura infantil que abarcan cualquier tipo de tema, inquietud o emoción, conectando muy bien con el lector ?niño.

Y si aun así sigue creyendo que los libros son aburridos, entonces es que no ha encontrado todavía su lectura. Animadle a seguir buscando, visitad juntos la biblioteca o la librería; experimentad distintos formatos: desde revistas, álbumes ilustrados, cómics hasta libros-juego pasando por libros de actividades, lecturas digitales, aplicaciones, poemas, libros informativos; que pruebe, experimente y curiosee. Es la fórmula mágica para hacer de la lectura un tiempo placentero.