Tiempos de Luis Candelas...

En estos días tan mediáticos en los que priman las malas noticias, en todos los ámbitos, da que pensar en si detrás de todo ello estamos asistiendo a un ataque a la sociedad de forma soterrada, cada vez son menos los derechos que amparan a los ciudadanos, y a la vez se nos presenta una realidad virtual que nada tiene que ver con lo que ocurre de verdad.

Mientras, el ciudadano cada día está más hasta las pelotas. Y por cualquier esquina se oye el tradicional: "¡si me sale de las ?.!", o el "¡porque tu lo digas!", etc... Así día tras día el viandante puede observar mil y un altercados cotidianos cuyo nivel de violencia no es el de siempre. Aquí y allá, andando o en autobús suenan el: "¡vete a tomar por?!", el conocido "¡vete a la m?!"

Asistimos todos los días a violentos cruces entre peatones y conductores en los semáforos, conducciones peligrosas, trifulcas por el aquí aparco yo, en las colas de la pescadería, en los consultorios médicos, etc. Situaciones de las que somos testigos, y que en el subconsciente nos llevamos a, pensando en el "como siempre", mientras vemos un telediario anodino o más bien tristón, empapelado de cada día más corrupción y de enfermedades estrellas. Todo ello da que pensar.

Por otro lado aunque todavía el frío parece que no aprieta, pero sí el hambre. Los asaltos con violencia a la propiedad privada o pública cada día se ven más cotidianos,. como los asaltos a las carteras y a las personas indefensas en la vía pública sin importar la edad; mientras las muertes y los suicidios no paran de aumentar, de gente en edad de merecer y trabajar, como bien afirmaba la novel famosa maquilladora de fallecidos.

Más triste es que cuando vas a hacer cualquier gestión, ya sea pública o privada, parece que ya vas mentalizado de que: el "vuelva usted mañana" tradicional ha vuelto a colonizar todos los ámbitos, convirtiéndose en un "vuelva usted mañana que otro le atenderá peor". En definitiva "búsquese usted la vida y no moleste, y que los recortes los pague su ...".

Habrá que tomarse las cosas con resilencia, como dicen ahora, con capacidad para asumir con flexibilidad las situaciones límite y sobreponerse a ellas. Otros lo llamaríamos estoicismo. Miremos donde miremos no se ve luz, ni siquiera un pequeño resquicio.

Mucho se ha perdido en las mareas del tiempo, pero aun mucho es recordado. El tiempo avanza inexorablemente, rediciendo los puntos clave de la historia en cosas insignificantes. El tiempo es el enemigo mortal del hombre, ya que aruina sus logros y borra su memoria sin una segunda oportunidad.

Quizá al final lo que más nos pone de mal humor es como manejan el tiempo algunos, para que al final los que tienen que pagar no paguen, y para que los demás olvidemos, lo que no teníamos que haber permitido.

La historia se convierte en leyenda, la leyenda se convierte en mito, el mito se vuelve fábula, y las fábulas son olvidadas poco a poco. Como la historia de Luis Cándelas que ya nadie sabe de qué va, pero seguro que fue famoso por trincar todo lo que pudo, aunque ya a nadie importa.