Gotas

De pronto un haz de sol sobre los membrillos que los hace más dorados se quiebra al final de la tarde al aparecer una sombra alargada que el nubarrón del oriente anunciaba desde hace rato. Un momento en el que se desquician aún más los vencejos apresurando su vuelo confundiéndose entre los alisos. Apenas es un suspiro arrepentido que busca el eco en la loma sin encontrar respuesta. Incluso los balidos de las ovejas se han apagado. El sentido que todo tenía hace un rato se ha trastocado hasta hacerse incomprensible, anulado por el peso inconmensurable del tiempo. Sí, en un abrir y cerrar de ojos todo se ha vuelto raro, uno pierde lo que creía que era el orden establecido definitivo para volver a la penumbra, a un tiempo oscuro, incierto, antesala de lo que parece ser el vacío.

Las líneas del libro que tengo entre manos parecen moverse, se desvirtúan en una azarosa marcha como necesitadas de un pentagrama que las ponga en disposición cabal. Todo está borroso como mi mente que pierde el hilo de lo leído hasta ahora. ¿Se trata del autor que pena por el vacío de la muerte paterna en su adolescencia que no deja de pesar durante toda su vida incrementándose con la edad? ¿Es el director de cine tuerto que no perdona el engaño original de su mujer que trastocará para siempre el curso de su vida? ¿No será un ensayo sobre el académico que entra en política para regresar a la universidad tras cinco años de frustraciones? Sí, no es que me cueste concentrarme, es que no sé dónde estoy. Como la tarde.

Pienso en si se debe al descenso en la luminosidad en estos últimos instantes del día mientras interrogo a las nubes que han tomado una velocidad insólita. Solo un manojo de gotas que forma ondas en la superficie del río y poco después golpea mi calva me trae cierto sentido de realidad aunque tampoco sepa a ciencia cierta qué significa lo que digo estar sintiendo. Una realidad conformada a base de viento, ladridos de perros, la caída de las nueces despidiéndose de sus vainas que quedan pendiendo en el nogal, letras abigarradas que no expresan nada, maullidos de gatos y la luz. El postrer rayo de sol que se proyecta sobre la chopera del otro lado del río cuando comienza a arreciar la lluvia acelerando el crepúsculo.