Un otoño convulso

Las hojas empiezan a caer y los árboles se preparan con anticipación para el invierno. Ahorran energía, la savia se para, quitan superficie de exposición y el fruto desaparece, la semilla puede caer y esperar al tiempo propicio de la primavera. La fotosíntesis disminuye en nuestras latitudes y el verde de la clorofila se combina también con el amarillo de las xantofilas. Los seres heterótrofos como los hongos basidiomicetos dejan salir su carpóforo y podemos salir a buscar al campo los níscalos, los boletus edulis o los parasoles. Estos ya no se pueden coger gratis en todos los pueblos porque algunas zonas han sido acotadas para que los habitantes de los pueblos también puedan tener beneficios y cobrar como los de las ciudades que les cobran hasta por aparcar el coche.

La naturaleza tiene otras formas de enfrentar la crisis, sin explotar a nadie, guardando el equilibrio, dejando cabida a todos los seres vivos. A pesar del cambio climático los olivos, los viñedos, los castaños y los frutales han dado sus frutos. Cada ser vivo responde a su naturaleza sin alterarla y como oía en la película de Noé todo era bueno.

Esperemos que no sea necesario un diluvio universal para que los hombres se tranquilicen y respeten la diversidad. No sólo los del frente islámico quieren imponer su voluntad a la fuerza, parece una epidemia mayor que la del ébola la falta de respeto a los derechos humanos, el miedo que se ha generado a lo distinto y la obsesión por amasar fortunas a cualquier precio.

Da la sensación de una mutación en el Homo sapiens sapiens, que le ha llevado a perder la orientación y el sentido de trascendencia. Me parecía de otra galaxia cuando se volvían locos unos manifestantes porque se sacrificaba el perro de la contagiada de ébola. Hay que respetar a los animales, pero es más dramática la situación de millones de niños en el Tercer Mundo y en nuestra España que les cuesta proteger aludiendo motivos económicos y luego llegan como infractores.

A todos los ciudadanos cansados de corrupción, engaño, abusos por los partidos gobernantes y por los sindicatos, se les ha dejado en una situación idónea para los populistas, para los que hablan de un mundo ideal sin haberse peleado con la realidad más sangrante de los excluidos. Los que dicen "Podemos " con tanta grandilocuencia, han criticado todo lo obvio desde posiciones absolutamente acomodadas, sin haber arriesgado su vida, ni la de su familia, sin haberse comprometido con causas en guerra, hablan y hablan en un país protegido por las fuerzas de seguridad del estado a las que también critican.

Algunos no "podemos" y no estamos en situación ventajista, decirle que pueden a los que están sólos y no tienen la oportunidad de trabajar, a los padres que no les pueden dar de comer a sus hijos, a los ancianos desamparados, a los niños maltratados. ¿ Cuánto tiempo habéis pasado con ellos, cuántas clases particulares gratis, cuánta comida le habéis llevado, a cuántos ancianos habéis acompañado?. Después de regalar vuestro tiempo y vuestros privilegios, si os queda tiempo y energía repetís lo de " podemos " pero sin engañar a nadie como los otros. Me parecéis los mismos perros con distintos collares, os veo muy descansados y con una realidad paralela a la de los que realmente me importan. Me trasmitís una prepotencia propia de los espectadores acomodados que negocian con las desgracias ajenas.