¡Un escándalo tapa otro!

Pido por agravio comparativo que salgan todos los raterillos de la cárcel y les den una tarjeta "black" además de cargos de confianza en las instituciones. Pongo la mano en el fuego que nunca hurtarán tanto como han derrochado los amigos de Caja Madrid y Bankia en gastos personales.

Como no tenemos imaginación para gastar 484.000 euros, ejemplo de un caso, y 15,5 millones en el total del dispendio, es de suponer que estos señores hayan formado algún grupo de "whatsapp" para recomendarse las presuntas casas de masaje o los sitios donde mejor cocinaban las langostas.

Todo esto "eran prácticas conocidas", según dijo un político de primera división al conocer la noticia. Debía ser una especie de complemento libre de impuestos para añadir al módico sueldo del que disfrutaban, que en algunos casos no llegaban a los dos o tres millones de euros anuales. Por tanto, era una ayuda para comer y de ahí los gastos de restaurantes.

Tampoco creamos que España sea un coto de presuntos granujas, que de los 86 agraciados con la tarjeta milagrosa, al menos el pueblo estaba representado por cuatro personas que no cogieron ni un solo duro. Póker de honestos que se hacían preguntas tan elementales como: "¿esto puede ser legal?", "¿no será un robo en diferido?", "¿será éste el dinero de los desahucios y de las preferentes?", "por si acaso, yo no uso la tarjeta". Y no la usaron. Sin embargo, fueron tan leales que respetaron la ley del silencio.

Mientras, "el Luis 'El Carbón' de turno", el de los dineros, en un sinvivir, preguntaba: "¿pero en qué partida meto esto?". La respuesta no se hizo esperar: "Donde quieras. ¿Es ése el problema? Mételo como error informático". "Jajajajajajajaja", se escucharon risas y bromas: "Eso para la RAE: Trinque = error informático". "Jajajajajajajaja".

Vaya ejemplo, Urdangarín, tú que triunfaste en el balon-mano y creías que lo tuyo era el "sursum corda", ahora se impone la práctica del balon-Visa. Pero no se moleste, hay que reconocer que disfrutan de una inteligencia superior. Es más, el presunto padrino, cuando supo que aquello tocaba a su fin, en un solo mes despilfarró 19.000 euros en gastos personales.

¿Qué enseñanzas sacamos de esto? Que en este país somos muy buena gente y hay que pensar que quien tenga un sueldo de tres millones anuales y encima sea capaz de gastar 19.000 euros en un mes, no tiene un problema, tiene una pesadilla. Nosotros, el pueblo, tenemos que ser sencillos. Ahora, a buscar el 01914 para Navidad, que creo que fue el día que saltó el escándalo. De nada.

Y no se preocupen por ellos, que con el dinero y los estudios que tienen, les defenderán los mejores abogados y todos se declararán insolventes de conocimientos. Ninguno sabía, aunque fueran asesores en finanzas, que esto pudiera ser ilegal.

Termino: En otros tiempos a estos señores les hubieran metido en la cárcel para defenderlos del pueblo, pero ya hemos dicho que en la España de hoy somos muy buena gente y confiamos en la justicia.