Se cazan más moscas con una gota de miel...

Creo que la mayoría de las personas estamos de acuerdo en que vivimos en un mundo en el que la injusticia, la envidia, la ira, la violencia, el fanatismo? y otros jinetes más de la apocalipsis, campan libremente por todos los países de la tierra. Ahora bien, si comparamos lo que está pasando dentro de nuestras fronteras, es decir la corrupción de nuestros políticos, la proliferación de ladrones insaciables, de prevaricadores que favorecen a quienes menos lo necesitan, los evasores de dinero a paraíso fiscales y tantas y tantas injusticias con las que nos desayunamos todos los días y que tanto nos enojan y que con tanta dureza criticamos mientras nos tomamos unas cañas con nuestros amigos, si las comparamos, decía, con las calamidades que están ocurriendo en otras partes del mundo, donde personas, sí personas, como tú y como yo, no tienen de nada, pero nada de nada, que ven morirse a sus hijos porque no tienen un poco de agua, de esa que nosotros utilizamos a litros parta lavar nuestro coche, que se mueren porque no tienen un trozo de pan como el que echamos a nuestros perros porque es de ayer, que se mueren porque no tienen una medicina como esa que almacenada en nuestros armarios y olvidada, ha caducado.

Si pensamos un momento en estas personas, en sus condiciones de vida, abandonadas en la cuneta de una carretera que no va a ninguna parte, que caminan atravesando parajes desoladores, huyendo de una guerra de la que ellos nada saben, sólo que han perdido a parte de su familia así como los pocos bienes que tenían y de la que tratan de huir sin saber a donde, sin más equipaje que unos niños de corta edad que tendrán que enterrar en alguna desconocida parte de ese camino, porque no disponen de lo más mínimo para mantenerlos con vida.

Si pensamos en estas personas, seguro que cuando volvamos la vista a nuestros problemas domésticos, los veremos de otra manera. Si hacemos balance de lo que tenemos y de lo que nos falta, de las cosas que nos hacen felices y de las que nos amargan la vida, es seguro que ese balance saldrá muy positivo. Hablo en general, ya sé que no hay que ir muy lejos para encontrar personas que lo están pasando muy mal. Las tenemos en las calles de nuestra ciudad, pero estoy seguro, que incluso estas personas, tienen más oportunidades de ser felices que las que viven en esas olvidadas regiones del mundo.

Esto no quiere decir que debamos conformarnos, ni mucho menos, pero sí que nuestros intentos por mejorar esas situaciones, los hagamos sin olvidar, e incluso disfrutar, de lo que tenemos, porque, si sólo nos centramos en lo que nos falta y nos olvidamos de lo que tenemos, nunca llegaremos a ser felices, por muchos logros que alcancemos, porque siempre no faltará algo, porque nunca encontraremos la felicidad completa.

Ante este cúmulo de cosas, ¿cabe la posibilidad de ser felices? Hay gente que opina que en un mundo de injusticias como este, es obsceno el mostrarse feliz. No está bien visto que una persona diga que es feliz, enseguida se le tachará de insolidario, de insensible, de persona a la que le importa un pito el prójimo? Yo creo que no solamente se puede ser feliz, sino que sería bueno que todos lo fuéramos, al menos que lo intentáramos. Yo he visto, todos los hemos visto, a personas que ante una situación de injusticia, se cogen unos cabreos de mucho cuidado, no atienden a razón alguna, no escuchan a nadie, protestan, se quejan, chillan, incluso salen a la calle a enfrentarse con quien sea para proclamar su enfado. Luego van a su casa, siguen con el enfado, se lo trasmiten a su familia, a sus amigos, en el trabajo? están tan enojados que no trabajan, solo discuten con quien sea y están en contra de todo y de todos, piensan que con esta actitud se solidarizan con los que sufren, como si al sufrir ellos, le restara ese sufrimiento a los demás. En fin, son unos amargados que terminan amargando la vida a las personas que les rodean. Si esa es su forma de arreglar el problema, que lo intenten.

Yo soy más partidario de quien, a pesar de las dificultades, se muestra feliz, es amable, habla con todos, plantea el problema sin enojos ni enfados, busca soluciones, y pone manos a la obra para aportar su granito de arena. Ese grano, que al otro le parece que de nada sirve, porque dice que nada se puede hacer, que la solución deben darla los que tienen el poder, que él por mucho que quiera esforzarse no conseguirá nada? por lo que no se esfuerza, ni hace nada. Yo me quedo con los que, a pesar de las muchas dificultades, de lo insignificante que pueda parecer su aportación, lo hacen. Tal vez ese esfuerzo sólo se transmita en un metro a su alrededor, pero si el vecino también lo hace y el compañero de trabajo, y esa personas que pasa a nuestro lado cada día y el otro y el otro, tal vez, entre todos, consigamos muchas diminutas parcelas que unidas formen un gran jardín, que tal vez contagie a otros y les anime a repetir esa labor. Con eso, más lo que hagan los que tienen la responsabilidad, tal vez consigamos un mundo un poco mejor. Es preferible intentar hacer algo y fracasar, que, el no fracasar, sin intentarlo.