Enhorabuena a la Sociedad Protectora de Animales

La Sociedad Protectora de Animales y Plantas de Salamanca (ASPAP) ha conseguido hacer realidad un sueño que llevaba persiguiendo desde hace mucho tiempo: contar con un refugio propio en el que acoger el mayor número posible de animales abandonados o necesitados de protección.

Hace tiempo que sigo con admiración la magnífica labor que vienen haciendo las personas vinculadas a la Protectora, y de manera muy especial Fredes e Isabel. De manera abnegada, absolutamente altruista y dedicando todo su tiempo (incluidos sábados, domingos o vacaciones, que los animales no saben de días laborables o festivos) han conseguido ser una referencia imprescindible para todas las personas que aman los animales o que simplemente tienen una mínima sensibilidad; su labor de acogida, cuidado, recuperación de animales heridos o maltratados, es impagable, así como su continua lucha de denuncia de abusos, exigencia de cumplimiento de las normas por las administraciones públicas, y la permanente campaña de educación y concienciación ciudadana merecen un reconocimiento público.

Todavía hay quien piensa que el trabajo a favor de los animales es una ocupación de damas desocupadas, de gentes que no tienen nada mejor que hacer o de insolidarios que prefieren los animales a las personas. En el mejor de los casos se dice que no podemos preocuparnos por estas cosas mientras existan necesidades humanas sin cubrir. Nada más lejos de la realidad; en primer lugar porque no es incompatible la defensa de las personas con la defensa de los animales; además, porque quien sabe ser solidario con seres indefensos sabe también ser solidario con sus semejantes y de hecho lo son (generalmente quienes critican a los defensores de los animales son los que nunca participan en ninguna actividad solidaria, de ningún tipo); y por último porque por mucho que hagamos no podremos paliar el daño que el ser humano ha hecho a lo largo del tiempo al resto de los habitantes de nuestro planeta.

Ahora la Aspap cuenta con un buen refugio, construido con sus propios medios y con el trabajo solidario de sus socios; ha podido por fin dejar las viejas instalaciones que carecían de servicios tan esenciales como la energía eléctrica. Y lo ha hecho sin ayuda de nadie, estando siempre a contracorriente, a pesar de la total falta de ayudas y de las actuaciones caciquiles del concejal de medio ambiente del Ayuntamiento de Salamanca, que siempre ha puesto palos en las ruedas de la protectora por no ser obediente.

Sin duda se merecen sentirse satisfechos del trabajo realizado, y del que van a seguir realizando. Ánimo y suerte.