Eladio Briñón: "He sentido a mi pueblo como el que más, y veo que no quiere perder sus raíces"

En agosto de 2008 ofrecí la posibilidad a Eladio Briñón de ser el pregonero virtual en albadetormesaldia.es. Él no me falló y escribió un pregón que guardo en el corazón y también en el archivo del ordenador. Hoy, con motivo de su fallecimiento, lo recupero para que sus palabras sigan vivas...

PREGÓN VIRTUAL DE ELADIO BRIÑÓN, AGOSTO 2008

Es de bien nacidos el ser agradecido, por eso quiero empezar dando las gracias, estando orgulloso de "que me nacieran" en la calle Manterola. Gracias a Roberto por la invitación que me hizo para ser pregonero virtual de unas fiestas que en la historia de las mismas significan muchísimo para mí.

Me lo pidió por varias razones y no me corresponde a mí decirlo. Humildemente debo decir que me asustó no poder expresar en un pregón todos los sentimientos que afloraban en mi albense y teresiano corazón: "debo decir esto, debo hacer mención de aquello?" Y sigue siendo tanto lo que quiero expresar que sé muy bien no seré capaz, y menos, desde un medio como este, tan fascinante.

De todos modos, como lo que aquí me ocupa son las Fiestas de la Transverberación, intentaré ceñirme a ello. Estas fiestas han ido tomando cuerpo en estos años ya que, por si los jóvenes no lo saben, eran fiestas que se reducían al Triduo de la Transverberación. Observamos que en Octubre muchos albenses, al tener que vivir fuera, no podían disfrutar de las fiestas, ni de la Santa, y en la Corporación nos decidimos por hacer unas fiestas "menores" para disfrute de todos los que en Agosto estaban aquí y celebrar el Triduo de la Transverberación. En acuerdo con la Hermandad conseguimos que la imagen tan querida de nuestra santa saliera de la clausura, lo cual antes sólo se producía en Octubre. Creo que fue un gran acierto puesto que se puede comprobar la gran emoción que produce verla salir de clausura y las lágrimas de más de uno cuando regresa y deben decir "hasta el año que viene".

He visto con orgullo crecer en muchos jóvenes el sentimiento de pertenencia a un pueblo que se merece un enorme reconocimiento en la Historia y Tradición, en la Cultura y el Arte, en la Religión. ¿Cómo no voy a sentirme feliz si va mi vida en ello? He sentido a mi pueblo como el que más, y veo, después de tantos años, que no quiere perder sus raíces, que quien se preocupa de recuperar tradiciones llenas de sentido que marcan la distinción de un pueblo. Se podrán perder tradiciones y costumbres, iglesias y edificios, palacios y murallas, pero nunca la memoria de las gentes que dejaron sus vidas en ellos.

Pasarán las primaveras espectaculares de la vega del Tormes, los años y los siglos, pero nunca el recuerdo de quienes hicieron de Alba de Tormes lo que hoy es: condes de recio abolengo, duques temibles en otros lares (y nunca hubo uno tan famoso como el nuestro), literatos de oro, reyes de España, y hasta el Santo Padre? sin embargo, quienes hacen grande cada día este pueblo somos los que cada día recorremos sus calles, los que cada día respiramos su aire, los que cada día nos ilusionamos viendo el río, Otero, las torres de San Juan, las Madres o San Pedro, los que cada día decimos a nuestros vecinos "buenos días" porque nadie nos quita el sueño, los que cada día viendo barro pensamos en nuestros afamados alfareros, los que cada día desde sus múltiples conventos (envidia de tantos pueblos) rezan por sus vecinos que les hacen sentir en Alba el preludio de lo que es el cielo, y seguiría alentando a cada uno de los que vivís en Alba o la vivís desde otro suelo, que todos hacemos grande este pueblo. No, no me olvido de quien es la primera en darle honor a Alba en el mundo entero: nuestra más ilustre vecina, nuestra alcaldesa en la tierra y el cielo: Teresa de Jesús, que también nació en un pueblo.

Me gustaría que escuchaseis mi voz para terminar como en todo pregón de fiestas que se precie: Disfrutad de las fiestas, como albenses y teresianos, que nadie se sienta extraño, y para colaborar en todo ello brindad vuestras generosas manos. ¡Viva Alba de Tormes! ¡Viva Santa Teresa!

Eladio Briñón

22-10-2008