Un toque de atención
El domingo, 21 de septiembre, a dos días de la Cumbre Climática Extraordinaria de la ONU, tendrá lugar la Marcha Ciudadana contra el Cambio Climático. La salida tendrá lugar a las 13 horas, desde la Plaza Mayor de Salamanca. La situación es de extrema emergencia pues, en general, los líderes mundiales no perciben la presión de la calle, y por eso esta iniciativa que se espera, sea la movilización contra el Cambio Climático más grande de la historia.
Quienes llevamos tiempo avisando sobre el tema vemos cómo, cada vez con más intensidad, se acelera el proceso de calentamiento. Y no es una exageración: nuestra supervivencia como especie está en peligro. No se trata de que haga un poco más de calor y aumente la frecuencia e intensidad de las tormentas, huracanes y demás procesos climáticos.
Unos procesos cuyos equilibrios se han visto desplazados por la mano del hombre. Si no ponemos remedio inmediato, los mecanismos que hacen que el Cambio Climático se retroalimente serán irreversibles: el Calentamiento Global derrite el hielo del Ártico que refleja, igual que un espejo, la luz del sol, lo que provoca un mayor calentamiento que, a su vez, acelera el proceso de deshielo. El círculo vicioso ya comenzó hace tiempo y, según todos los estudios científicos, estamos muy cerca del punto de inflexión donde actuarán de forma descontrolada, poniendo en peligro nuestra biosfera tal y como la conocemos.
Otros columnistas de este mismo periódico digital muestran sus opiniones sobre los más diversos temas, y hacen estupendamente, pero revisando los muchos temas tratados, desde la preocupación por las tácticas del equipo local de fútbol, pasando por las proclamas racistas contra el diferente, hasta las múltiples columnas de tema religioso, llama la atención esa falta de preocupación por algo que nos concierne a todos, señoras y señores, rojos y fachas, ateos y creyentes. Y no es ninguna queja, pero deberíamos preocuparnos más por cosas realmente graves, en vez de estar siempre con si son galgos o podencos? los que nos roban con nuestra aquiescencia.
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